martes, 16 de diciembre de 2008

Salmos 119 Caf (Parte 44)

“Casi me han echado por tierra, pero no he dejado tus mandamientos. Vivifícame conforme a tu misericordia, y guardaré los testimonios de tu boca.” Salmos 119:87-88

Yo no sé si a ti te ha pasado, pero muchas veces te dan por muerto. El enemigo piensa que te ha debilitado tanto que estás eliminado. En la traducción de la Nueva Versión Internacional dice así: “Por poco me borran de la tierra…” en situaciones así, hasta uno piensa que todo está perdido. Pero…pero…Dios es misericordioso y nos mantiene con vida, la suficiente para sobrevivir y de repente ¡pum! Nos devuelve la vida, nos devuelve todo.

Lo que nos mantiene con vida es Su Palabra. En alguna ocasión Jesús nos dijo que no sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. En esas situaciones de sobre-vivencia es cuando más efectiva se hace La Palabra. Nos sostiene de una manera impresionante.

No sólo nos da esperanza, nos da fuerzas y nos da vida. Su Palabra tiene un poder creativo que no se puede comprender, pero que evidentemente funciona. Su Palabra es lo único que puede mantenernos con vida siempre.

Por eso David cantaba: “vivifícame conforme a tu misericordia” porque él había leído en Las Escrituras un pasaje que dice: “mejor es tu misericordia que la vida”. Él lo había entendido, él sabía que lo único que necesitaba para sobrevivir era La Palabra.

Eso es lo que tenemos que hacer buscar en Su Palabra todo aquello que nos da vida. Conocer la Biblia para poder tener recursos para la hora en que lo necesitemos. Es la única manera, pero sucede que muchas veces dejamos de leerla o ni siquiera la leemos completa. ¡Es necesario conocer la Biblia! ¡En ella se encuentran recursos invaluables para nuestra vida! ¡nuestra vida depende de ella!

Aun cuando esto se escuche muy radical así es. Es el pan de vida, es aquello que nuestro ser interno necesita para mantenerse vivo. Esa soledad, ese dolor, esa amargura no es otra cosa que la expresión interna del hambre, del hambre por Su Palabra.

No lo dejes para después, ve al librero, toma la Biblia sacude el polvo y empieza a conocer el más valioso regalo jamás conocido por el hombre. En este blog puedes encontrar muchos datos interesantes de la Biblia, puedes encontrar muchos testimonios reales del poder de Su Palabra, pero solamente en la Biblia encontrarás lo que no podrás hacerlo en ningún lado; encontrarás vida, vida eterna; amigo, amiga.

Armando Carrasco Z.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Salmos 119 Caf (Parte 43)

“Los soberbios me han cavado hoyos; mas no proceden según tu ley. Todos tus mandamientos son verdad; Sin causa me persiguen; ayúdame.” Salmos 119 Caf 85-86

David estaba pasando un tiempo difícil de persecución abierta y directa, él podía detectar dos cosas de sus enemigos; eran soberbios y le estaban poniendo trampas.

Una trampa está fabricada con toda conciencia para “atrapar” a la presa y una de dos matarla o someterla para sus propios fines. Una característica de la trampa es que no es evidente, está oculta y camuflajeada para que no la puedas ver. Si la trampa no fuera así nunca caeríamos en las trampas.

Muchas veces en nuestro trabajo, con nuestros vecinos, por razones desconocidas, nos persiguen. Y de verdad muchas veces nos ponen trampas. Pero enfoquemos nuestra atención a que nuestro enemigo, soberbio por naturaleza, el diablo, siempre está buscando la forma en que podamos caer en sus trampas.

Mira, si el chamuco se apareciera en tu casa a las 12 de la noche con todo el terror del infierno, con demonios horripilantes, olor a azufre y te invitara para que te fueras al infierno, lo mas seguro en tus cinco sentidos ¡nunca aceptarías! Y ¡él lo sabe! Por eso mismo utiliza las trampas. Él sabe que si te hace una invitación la rechazarías.

Son trampas bien planeadas. Tienen una meta fija; tú. Él sabe que si eres hijo de Dios no puede tocarte, por eso que usa el engaño, y créeme que va a usarlo.

Pero prestemos atención a lo que dice este pasaje dice “que no proceden según Su ley” y dice también que “Todos Sus mandamientos son verdad”. Aquí se encuentra la tecnología para detectar las trampas del enemigo. Cuando estamos en contacto con la Biblia, cuando la leemos de manera consistente y la hacemos parte de nuestra vida, ella misma nos ayuda a detectar a tiempo las trampas y por mas elaboradas y camuflajeadas que estén, las pone al descubierto.

Leer la Biblia nos ayuda a detectar las estrategias del enemigo para someternos o para engañarnos. Esa es una razón más por lo que es importante leer la Biblia.

Mucha gente me ha preguntado ¿y porqué me persigue? Lo que dice es te pasaje es “por nomás” dice muy claramente: “Sin causa me persigue”. Es como el pasatiempo preferido, ponerle trampas a los hijos de Dios. Es como su chamba de tiempo completo. No tiene otra cosa que hacer que poner trampas. El ya no puede cambiar la historia por que en el calvario Jesucristo escribió y dictaminó su destino.

Por eso es que debemos clamar a Dios pidiendo su ayuda.

Armando Carrasco Z.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Salmos 119 Caf (Parte 42)

“Porque estoy como el odre al humo; Pero no he olvidado tus estatutos. ¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿Cuándo harás juicio contra los que me persiguen?” Salmos 119:83-84

Nadie puede detener el tiempo, humanamente es imposible. El tiempo poco a poco nos va poniendo en desventaja física con la vida. Cada vez sentimos los argumentos del tiempo en nuestro cuerpo. Aún cuando en nuestra mente nos sentimos jóvenes, el cuerpo nos dice la realidad. Es inevitable.

Lo comento porque la frase con la que inicia este pasaje es precisamente a lo que se refiere; “…como el odre al humo…” las marcas del tiempo que poco a poco se han hecho presentes en nuestros cuerpos. En otras palabras, David está diciendo, “estoy envejecido”. David está poniendo un punto de referencia; su edad.

Así como el tiempo va dejando huella en nuestro cuerpo físico, también lo deja en nuestras mentes. Vamos teniendo más experiencia. Eso sí nadie nos la puede quitar. Eso equilibra las cosas; entre el deterioro del cuerpo con la habilidad ganada por la experiencia.

David sabía que era un hombre grande de edad, pero también sabía que lo mejor de su vida era no haberse olvidado de La Palabra. Tal vez su rostro tenía las señales evidentes del tiempo, pero su corazón también tenía una huella grabada; La Palabra era confiable.

Los años pasaban y la palabra estaba intacta. Infalible. Confiable. Después de los años David sabía que la Palabra de Dios era inmutable y por eso podía seguir confiando en ella.

Todos los hombres que desde jóvenes han conocido la Biblia estarán de acuerdo conmigo; muchas cosas pueden pasar, todo cambia, menos la esencia de la Biblia. No sólo podemos decir que la Biblia sigue siendo válida después de miles de años de haber sido escrita, y que por generaciones no ha sido olvidada, sino que nosotros podemos constatarlo en nuestra corta vida. Todo cambia, todo queda sellado con las huellas del tiempo, excepto Su Palabra.

Pero a veces hay problemas que su solución tarda en llegar, pasan los años y no vemos la respuesta. Y nos sentimos como el odre al humo, que pasa el tiempo, e inevitablemente nos damos cuenta que ha tardado nuestra respuesta. Pero confiamos tanto en Su Palabra que podemos decir como David “No me olvido de tu Palabra”.

David se preguntaba ¿Cuántos años me quedan? ¿Veré la respuesta? ¿Tardará mucho? El sentía la opresión de sus enemigos en su vida que preguntaba con voz genuina ¿Faltará mucho para que venga mi respuesta? Tal vez así te encuentres, pero déjame decirte una cosa: Es inevitable que pase el tiempo, es inevitable que llegues a preguntarte cuánto tarda Su respuesta, pero también se que es inevitable que Su Palabra permanezca fiel.

Armando Carrasco Z.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Salmos 119 Caf (Parte 41)

“Desfallece mi alma por tu salvación, mas espero en tu palabra. Desfallecieron mis ojos por tu palabra, diciendo: ¿Cómo me consolarás?” Salmos 119 Caf 81-82

Cuántas veces, cuántas veces estamos en situaciones donde parece imposible una solución a nuestros problemas. Una enfermedad, una deuda, falta de un empleo, y tantas cosas que nos hacen creer que no tenemos salida. A t al grado que desfallecemos. No vemos solución cerca ni viable. Sentimos desfallecer.

Desfallecer según el diccionario es perder las fuerzas y el ánimo hasta desmayar. Yo creo que todos lo hemos sentido por lo menos una vez en la vida. Algunos más que otros en intensidad y en frecuencia, pero creo que todos por lo menos una vez en la vida estamos en una situación donde todo parece desmoronarse.

Son situaciones donde reconocemos que sólo un milagro nos salvaría, donde sólo Dios podría sacarnos adelante, y esperando Su salvación sentimos desfallecer. Sabemos que Él es el único que puede ayudarnos y parece que se tarda…¡cuántas veces! Cuántas veces no hemos dicho dentro de nosotros mismos…Dios se está tardando.

Dice el pasaje: “…desfallecieron mis ojos por tu palabra, diciendo: ¿Cómo me consolarás?”. A veces los problemas de la vida nos llevan a buscar en Su palabra la solución de Dios para nuestra vida al grado de desfallecer diciendo “es tan grande mi problema, es tan grande lo que estoy sufriendo que no tengo idea de cómo le vas a hacer, Dios, para consolarme…ya no para solucionar el problema sino para consolarme…” Porque muchas veces el problema que tenemos es el dolor que nos causó un conflicto o una situación adversa. Cuando ya pasó el problema nos dejó una estela de dolor y sufrimiento y buscamos una esperanza de ser consolados. Por eso preguntamos: ¿Cómo me consolarás?

En otra ocasión hablaremos de la puntualidad de Dios para socorrernos, por hoy centraremos nuestra atención en la parte del pasaje donde David, el autor, menciona: “mas espero en Tu palabra”. David sabía del poder salvador de la Palabra de Dios, ya no tenía esperanza en ninguna otra cosa mas que en aquella palabra eterna, permanente, firme sólida que no se mueve por las circunstancias. Tenía plena confianza en La Palabra.

Si estás pasando por una situación así haz lo mismo que David, se honesto (a) y dile a Dios estoy desfalleciendo…pero aún así, seguiré esperando en Tu palabra.

Nunca olvides que sus palabras son verdad y son vida.

Armando Carrasco Z

martes, 18 de noviembre de 2008

Salmos 119 Yod (Parte 40)

“Vuélvanse a mí los que te temen y conocen tus testimonios. Sea mi corazón íntegro en tus estatutos, para que no sea yo avergonzado.” Salmos 119 Yod 79-80

A veces hemos tenido la falsa idea de que si alguien es “temerosa de Dios” no puede fallarnos o no puede lastimarnos. Peor no es así, por la simple y llana razón de que son humanos. Son personas que aman y temen a Dios pero tienen como todos nosotros defectos y errores.

Cuando una persona que ama a Dios y nos lastima debemos buscar la reconciliación entendiendo que se equivocó, pero confiamos que su temor a Dios lo pone en una posición de arrepentimiento, que muchas veces será provocado por nuestras oraciones y por nuestras acciones en pro de la reconciliación.

Lo que no debemos dejar de observar es que también dice “los que conocen tus testimonios”, David sabía que hay personas que han escuchado de Dios pero que nunca han “visto” sus testimonios. Una persona cuando tiene temor de Dios y conoce sus testimonios es una persona sensible, con un corazón que le cree a Dios. Cuando uno ha visto los testimonios de Dios es casi imposible seguir siendo insensible.

Dice el diccionario que testimonio es la prueba, justificación y comprobación de la certeza o existencia de una cosa. Es lo que le sigue a la fe, con la fe creemos por anticipado, pero cuando vemos que se hace realidad queda como un testimonio sólido de la realidad de Dios. Un testimonio no es un milagro que puede sucederle a cualquiera y que después del milagro se olvidan de Dios. El testimonio es cuando haz creído con fe, y la respuesta a esa fe te da testimonio de que hay un Dios real.

Los que hemos vistos Sus testimonios quedamos sellados y debemos buscar estar reconciliados con todos aquellos que temen a Dios y que han visto sus testimonios.

Por otro lado David dice que “sea íntegro en sus estatutos”. Un error muy frecuente que todos tenemos cuando estamos expuesto a Su Palabra es tomar para nosotros sólo aquello que nos gusta, y quitar todo lo que nos incomoda o que nos pone en una situación que no queremos dejar. “recortamos” la Biblia. No somos íntegros. Somos parciales. Tomando solo lo que no nos compromete demás.

El resultado con el paso del tiempo es quedar avergonzado. Creer que uno es más listo que Dios, creer que uno puede manipular Su Palabra y recortarla para que quede a nuestro gusto y no nos implique un compromiso nos lleva a quedar avergonzados. Llegará el momento en que te des cuenta que Su Palabra nunca se equivoca. Es mejor confiar en Dios de manera integral, confiando plenamente es Sus palabras.

Armando Carrasco Z

lunes, 3 de noviembre de 2008

Salmos 119 Yod (Parte 39)

“Vengan a mi tus misericordias, para que viva, porque tu ley es mi delicia. Sean avergonzados los soberbios, porque sin causa me han calumniado; pero yo meditaré en tus mandamientos.” Salmos 119:77-78

La Biblia es muy clara en decir que la Palabra de Dios es nuestro alimento. En alguna ocasión Jesucristo dijo que no solo de pan vive el hombre sino de toda Palabra de Dios. (Lucas 4:4), debemos buscar alimentarnos frecuentemente con Su Palabra, cuando lo hacemos le encontramos la sazón, le encontramos el sabor, y nos damos cuenta que las verdades de Su Palabra son una delicia. No encontramos palabras que puedan describir lo delicioso que es alimentar el espíritu con Palabra Divina. Por eso David cantaba “tu ley es mi delicia”.

David se da cuenta de verdades que transformaron su vida al ser alimentado por la Palabra de Dios, una de ellas, darse cuenta lo valioso e importante que son las misericordias de Dios. Que sin ellas no podríamos vivir.

Misericordia significa no recibir el castigo que merecemos. Con eso basta para entender porqué seguimos vivos. Si Dios actuara sin misericordia muchos de nosotros moriríamos de inmediato. La Biblia dice que la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23). No dice la paga por los pecados grandes es la muerte, tampoco dice que la paga por los pecados escandalosos es la muerte, dice “la paga del pecado”, cualquier pecado, en otra ocasión ahondaremos en este tema. Por el momento analizamos que todos dependemos de la misericordia de Dios. En lo personal creo que todos deberíamos frecuentemente recordarlo y agradecerle por su misericordia en nuestras vidas.

La otra parte de este pasaje podemos aprender algunas cosas de la soberbia; en primer lugar que la soberbia te lleva a calumniar a otros. El fruto de un soberbio es hablar y acusar a alguien falsamente con toda la intención de dañarlo. Esa es una característica bien definida de los soberbios.

La otra característica de los soberbios es que su siguiente paso es transitar por la vergüenza. Aquí en este pasaje David sólo estaba orando lo que él ya había leído en las Escrituras acerca de la soberbia. Él sabía lo que le pasa a los soberbios y sólo estaba orando que se cumpliera en aquellos soberbios que estaban calumniándolo. No lo olvides el siguiente paso de los soberbios es la humillación. En Lucas 14:11 Jesús dijo: “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado…”

Si estás batallando con la soberbia es mejor echar marcha atrás y humillarse uno solo, de todas maneras vas a camino a la humillación. Es mejor humillarse un solo que ser humillado. La segunda parte de Lucas 14:11 dice …y el que se humilla será exaltado”.

Si en estos momentos hay alguien que habla acusaciones falsas contra ti, no busques venganza, no entres a su juego, mejor ponte a meditar en Su Palabra y encontrarás un refugio real que podrá protegerte de las malas lenguas.

Armando Carrasco Z.

lunes, 27 de octubre de 2008

Salmos 119 Yod (Parte 38)

“Conozco, oh Señor, que tus juicios son justos, y que conforme a tu fidelidad me afligiste. Sea ahora tu misericordia para consolarme, conforme a lo que has dicho a tu siervo”. Salmos 119:75-76

El hombre es necio, cuando madura y alcanza la independencia cuando nadie le pide cuentas de su vida personal sigue creyendo que puede hacer lo que quiera, sin rendirle cuentas a nadie. Cree que Dios es un adorno y que no ve y que no reacciona a lo que hacemos.

Esta perspectiva se puede malentender por eso aclaro desde un principio que no hablo de un Dios que esté vigilando con vara de hierro a quien haga el mal para lastimarlo. No es esto lo que estoy diciendo.

Lo que sí estoy diciendo es que Dios ve y oye todo lo que hacemos, el nos ama y como hemos estudiado anteriormente Dios nos corrige y nos disciplina. Y aquí es donde vemos la hermosura y el gran amor que nos tiene.

Porque su forma de disciplinarnos lleva una gran dosis de amor. Es el amor lo que mueve a Dios a disciplinarnos. Es el amor lo que lo lleva a afligirnos. Nunca, nunca va a dar un castigo injusto. Por eso dice David en este salmo: “Tus juicios son justos”. Cuando Dios te castiga, tú sabes de que sabes la causa.

Todos sabemos y estamos concientes de lo que hacemos, el problema es cuando entramos en necedad, en querer seguir haciendo nuestra voluntad. Entonces nunca vamos a reconocer que Dios está en medio de lo que nos sucede, pero si dentro de tu error sigues reconociendo el amor de Dios también sabrás que es Dios el que te está disciplinando.

Hay un dicho que me gusta mucho porque refleja una verdad de manera muy clara: “Dios te ama tal como eres; pero te ama tanto que no te va a dejar así”. Y es cierto, Dios te ama mucho más de lo que te imaginas, pero por ese amor Él mismo se va a encargar de perfeccionarte.

Y no estoy hablando en este momento de la ley que rige al hombre que dice que lo que siembras cosechas, eso también hay que tenerlo en cuenta cuando decidimos caminar por un sendero escabroso lejos del camino correcto. Porque muchas de las veces lo que sufrimos no es otra cosa sino las consecuencias de nuestros actos. Pero no me estoy refiriendo a esto, me estoy refiriendo a que algunas veces Dios se involucra directamente con nuestra aflicción para que aprendamos una lección o para perfeccionarnos.

Dios se duele por la disciplina que nos aplica pero se duele más si no lo entendemos y volvemos a la necedad. Yo creo que debemos ser más sensibles y clamar lo mismo que David: “Sea ahora tu misericordia para consolarme”.

Armando Carrasco Z.

lunes, 20 de octubre de 2008

Salmos 119 Yod (Parte 37)

“Tus manos me hicieron y me formaron; hazme entender, y aprenderé tus mandamientos. Los que te temen me verán, y se alegrarán, porque en tu palabra he esperado.” Salmos 119:73-74

Somos creación de Dios, Él mismo y con sus propias manos nos hizo. No mandó a alguien a que nos haga, no le pidió a un ángel constructor que nos fabrique, ni tampoco a le pidió a algunos alienigenas que nos creara, no, nos hizo Él mismo.

Eso hace que podamos confiar en Él de manera total, porque Él nos conoce a fondo, sabe exactamente cómo fuimos hechos. Y no sólo eso, Dios lleva un registro de nuestra vida, en la frase “tus manos me hicieron y me formaron” lleva implícito que nos va dando forma hasta llegar a la edad adulta.

Al comprender este hecho David, el autor de este salmo, dice “hazme entender y aprenderé tus mandamientos”. Él se dio cuento de que sólo Dios podía ayudarlo a abrir su entendimiento, a aclararle sus pensamientos para poder aprender sus mandamientos.

Yo recuerdo que muchas veces intenté leer la Biblia “por cultura general” pero nunca podía pasar de la primera hoja, a veces empecé por Génesis, otras por Juan, en otra ocasión por Hechos, pero nunca podía pasar de la primera página, y no sólo eso no le entendía nada de nada. No fue hasta que conocí al autor que pude entenderla.

A esto es a lo que se refiere David, hay cosas en la Palabra de Dios que sólo se pueden entender cuando Dios mismo nos la explica. Se dice que la Biblia es el único libro que necesitas conocer al autor para entenderlo. A mi me consta.

Por eso creo que aún hoy miles de años después de haber sido escrito este salmo, sigue vigente esta petición: “Dios hazme entender tu palabra”.

Por otro lado vemos un clan. Un grupo de personas que aman a Dios y a su Palabra y que se entienden entre ellos. Son personas que han verificado por ellos mismos el poder Su Palabra, son personas que han llegado a tener un temor santo por Dios, por conocer y entender lo que dice Su Palabra, por eso cuando alguien decide vivir de acuerdo a ella se alegran de una manera genuina.

La alegría de los que temen a Dios se basa en que alguien “espere en Su Palabra”, ese esperar es el sello de haber creído en ella, es la marca que nos caracteriza a todos aquellos que no solo creemos en Dios, sino de aquellos que creemos lo que dice.

Armando Carrasco Z.

lunes, 13 de octubre de 2008

Salmos 119 Tet (Parte 36)

“Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos. Mejor me es la ley de tu boca que millares de oro y plata.” Salmos 119:71-72

Cuando somos niños, la mayoría, somos corregidos por nuestros padres o por aquellos que tienen la tutoría sobre nosotros, nos acostumbramos a recibir regaños y corrección por nuestra conducta equivocada. Es la manera en que aprendemos a hacer lo correcto. Mientras estamos en casa de nuestros padres recibimos dichas correcciones, pero cuando llegamos a la edad adulta, y nos damos cuenta de que ya nadie nos regaña ni nos llama la atención tenemos la enorme tentación de hacer lo que queremos.

Pero pronto aprendemos que Dios es nuestro padre. Un padre amoroso que hará hasta lo imposible porque nos vaya bien en esta tierra, Dios es bueno. Dios es amor.

Pero eso no le quita que parte de su amor se manifiesta cuidándonos y corrigiéndonos en el camino. Veamos estos dos versículos:

“Porque Jehová al que ama castiga, Como el padre al hijo a quien quiere.”

Proverbios 3:12

“Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.”

Hebreos 12:6

No lo hace por ser un Dios malo, lo hace por que te ama tanto que no va a permitir que te pierdas por falta de corrección.

Si te quedas en la necedad de hacer tu voluntad contra sus principios entonces te deja a la deriva para que aprendas una lección: Dios te ama tanto que tiene cuidado de ti.

La otra parte de este pasaje podemos ver el valor incalculable de Su Palabra. Con la falsa escala de valores actual en la que los que tienen dinero son los más valiosos, podemos caer en la mentira de creer que no hay nada mas valioso que el dinero, Pero la verdad es que Su palabra vale mas que todo el dinero, oro y plata de todo el mundo.

Por Su Palabra fue creado el universo y todo lo que vemos. Eso es suficiente para saber cuánto vale Su Palabra. Cuando Su Palabra se activa en ti, es cuando te das cuenta del enorme valor que tiene.

Recuerda al soldado romano que le dijo a Jesús: “Sólo di la palabra …y mi siervo será sano…” Lucas 7:7 cuando aprendemos lo poderosa que es la Palabra cuando Dios la dice no nos queda otra que decir lo mismo que David: “Mejor me es tu Palabra que millares de oro y plata”.

Armando Carrasco Z.

lunes, 6 de octubre de 2008

Salmos 119 Tet (Parte 35)

“Contra mi forjaron mentira los soberbios, mas yo guardaré de todo corazón tus mandamientos. Se engrosó el corazón de ellos como sebo, mas yo en tu ley me he regocijado.” Salmos 119 Tet 69-70

Muchos de los ataques que tenemos en la vida son utilizando como medio las palabras en contra nuestra que llegan a lastimar de manera profunda. Pero cuando esos ataques son basados en la mentira, entonces además de la herida, surgen otros sentimientos que llegan a doler tanto que nos sentimos totalmente humillados e impotentes.

Cuando alguien nos agrede de esta manera lo más seguro es que uno de sus puntos débiles sea la soberbia. Porque la gente que batalla con la soberbia no puede vivir con alguien que sea superior a ellos, y están dispuestos a hacer lo que sea para ser siempre los mejores. Muchas veces esta gente soberbia genera mentiras contra nuestra sin importarle las consecuencias.

Lo bueno es que en este pasaje nos da la solución; lo primero que debemos hacer es “guardar Sus Mandamientos” los cuales nos dicen varias cosas:

a) De Dios es la venganza, no debemos buscar vengarnos por nosotros mismos ya que eso sólo atrasa los planes de Dios.
b) Debemos perdonarlos y orar por ellos, dice la Biblia que al hacerlo se amontonarán ascuas de fuego sobre su cabeza, y no es otra cosa que al final de todo ellos quedarán avergonzados.
c) La soberbia es la antesala de la caída. Donde hay soberbia hay alguien a punto de caer. La soberbia es un pecado que anuncia públicamente una caída, por lo que, lo único que debes hacer es esperar. Todo lo demás sucede por sí solo.

Dice en este pasaje que ellos, los soberbios, engrosaron su corazón con sebo. En otras palabras; sólo le dieron a su espíritu, grasa. No pudieron crecer en carácter, no pudieron alimentarse con cosas que los hicieran crecer como personas, solo comieron sebo y eso los hizo engordar en su corazón y todo corazón con grasa es un corazón enfermo.

Pero David dice que él, en Su Palabra se regocijó. Eso es clave, si quieres mantenerte fuera de la zona de la soberbia, una solución eficaz es alegrarte con lo que dice Su Palabra. Para esto debemos conocerla, estudiarla y meditarla.

Recuerda un soberbio usa las mentiras para atacar, un soberbio engrosa su corazón con sebo (grasa) pero si quieres ser humilde la mejor receta es alegrarte con Su Palabra.

Armando Carrasco Z.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Salmos 119 Tet (Parte 34)

“Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; Mas ahora guardo tu palabra. Bueno eres tú, y bienhechor; enséñame tus estatutos.” RV 1960 Salmos 119 Tet 67-68

“Antes de que me castigaras, estuve alejado de ti, pero ahora obedezco tu palabra. Tú eres bueno y haces el bien; enséñame a obedecer tus mandamientos” Salmos 119 Tet 67-68 LS

“Antes de sufrir anduve descarriado, pero ahora obedezco tu palabra. Tú eres bueno y haces el bien; enséñame tus decretos” Salmos 119 Tet 67-68 NVI

Este pasaje verdaderamente me hace abrir la boca como un niño y quedarme estupefacto. Dios es nuestro Papá y quiere lo mejor para nosotros. Y nos trata como verdaderos hijos. Dios nos dice cómo debemos actuar pero a veces en nuestra necedad hacemos las cosas como nos de la gana y sufrimos las consecuencias.

Y como es natural después de que recibimos los golpes de las consecuencias, nuestro corazón se hace mas sencillo y humilde y entendemos la magnitud de la obediencia; el resultado es un corazón que entiende el poder de Su Palabra.

En la Traducción NVI me gusta cómo empieza: “Antes de sufrir anduve descarriado” me gusta porque muestra claramente una verdad de la vida. Primero nos descarriamos y hacemos todo creyendo que hacemos lo que queremos y como queremos, creemos que somos tan astutos que podemos burlarnos de las leyes divinas de retribución. Leyes tan sencillas y poderosas como “Todo lo que siembras cosechas”. Y a veces sólo con vivir las dolorosas consecuencias aprendemos estas leyes.

No podemos andar por la vida haciendo nuestra “santa” voluntad, necesitamos ordenar nuestra vida de acuerdo a Su palabra, necesitamos también caminar creyendo que todo lo que hacemos tiene una consecuencia, para bien o para mal. En el libro a los Gálatas escrito por Pablo dice en el capítulo 6 y versículo 7: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Antes de hacer cualquier cosa pregúntate qué repercusiones traerá lo que estas haciendo: a tu persona, a tu esposa, a tus hijos, a tu colonia, etc.

Después de que pasamos por una situación difícil como causa de nuestras malas acciones y decisiones y retomamos el camino nos damos cuenta de que Dios es bueno y hacedor del bien. Comprobamos que Dios no es malo, que muchas de las causas de lo malo que nos pasa en la vida es el resultado de nuestras acciones equivocadas.

Por eso creo que es necesario valorar lo que se repite por todo el salmo: “¡Enséñame tu Palabra!”

Armando Carrasco Z

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Salmos 119 Tet (Parte 33)

“Bien has hecho con tu siervo, Oh Dios, conforme a tu palabra. Enséñame buen sentido y sabiduría, porque tus mandamientos he creído.” Salmos 119 Tet 65-66

Cuando hacemos un análisis de nuestra vida bajo la perspectiva de Su palabra nos unimos al clamor de David en este Salmo; y podemos decirle a Dios “me has tratado bien, me has tratado tal como lo dices en tu palabra”. Esto no quiere decir “toda la vida me ha ido bien”, tampoco se puede interpretar como un “siempre me va bien”. La cuestión es entender que entre todas las cosas que nos pasan, Dios está involucrado.

A veces hay situaciones que no entendemos cuando nos pasan, accidentes, enfermedades y otras tantas cosas, que suceden y no sabemos porqué. Pero hay otras que sí sabemos, que a veces queremos hacernos los desentendidos pero dentro de nuestro corazón sabemos muy bien la causa.

Hay principios universales que rigen el universo. Uno de ellos es muy sencillo pero muy poderoso: “lo que sembramos, eso cosechamos”. Cada acción nuestra, cada palabra debería ser evaluada por este principio de sabiduría. Principio inviolable. Si todo lo que hacemos lo pasamos por este razonamiento, créeme que dejaríamos de hacer muchas cosas malas y empezaríamos a producir mas cosas buenas. Ambas van a repercutir en nuestro futuro para bien o para mal.

Por eso es sumamente importante que la siguiente parte de este pasaje lo hagamos parte de nuestras oraciones y peticiones; “Enséñame buen sentido y sabiduría”. Si nos conducimos por la vida con sentido común y buen juicio muchas de las cosas que hacemos las evaluaremos bajo la perspectiva divina y su repercusión en nuestra vida será positiva.

Revisemos los términos. Sentido común se puede definir como el desarrollo de la sensatez que quiere decir: prudente, cuerdo y de buen juicio. Sabiduría. Conducta prudente en la vida o en los negocios.

No podemos andar por la vida haciendo nuestra “santa” voluntad sin pensar en las consecuencias, todo en esta vida, absolutamente todo tiene consecuencias, para bien o para mal, por eso creo que debemos buscar que Dios nos llene de sabiduría y de buen juicio, después de todo somos nosotros los que vamos a recibir lo que sembramos.

Armando Carrasco Z.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Salmos 119 Chet (Parte 32)

“Compañero soy yo de todos los que te temen y guardan tus mandamientos. De tu misericordia, Oh Jehová, está llena la tierra; Enséñame tus estatutos.” Salmos 119: 63-64

Hay una clase de personas que se entiende perfectamente, entre ellos bastan unas pocas palabras para comprenderse a cabalidad, a veces, basta solo una mirada para entablar una conexión entre ellos, esa clase de personas son todas aquellas que adoran a Dios. Y pocos los entienden.

Cuando dice en este pasaje: “…de todos los que te temen y guardan sus mandamientos…” se refiere directamente a aquellos que adoran a Dios las 24 horas del día. Que lo tienen presente en todo lo que hacen.

Adorar a Dios es una actitud de corazón, de total rendición a él, adorar a Dios te da el pase a formar parte de una comunidad de personas que su meta en la vida es adorarlo.

No estoy hablando sólo de cantar los domingos, estoy hablando de todos aquellos que con sus vidas lo adoran. Para ellos cantar es solo el reflejo de lo que son. Es su vida entera la que entona alabanzas a su Creador. Esa comunidad es de la que habla el rey David en este salmo.

La palabra “compañero” viene de su raíz que significa amigo de creencias, o socio. Lo que quería decir David es reconoce a todos aquellos que adoran a Dios y que es amigo de ellos. De los que verdaderamente lo adoran

Es necesario que busques amigos así. Es bueno hacer comunidad con ellos. Hay un viejo dicho mexicano que dice: “Dios los hace y ellos se juntan”. Efectivamente aquí en la tierra buscamos juntarnos con todos aquellos que están rendidos a adorarle.

Ahora bien, vemos que después dice que la tierra está llena de la misericordia de Dios. Los adoradores entienden que un segundo sin la misericordia de Dios, el mundo se desintegraría totalmente. La tierra existe y se mantiene por Él. Dios mantiene la tierra funcionando.

Aún con todo lo que hemos hecho mal para dañar la tierra y provocar situaciones como el sobrecalentamiento, Dios ha tenido misericordia y sigue habitable. Creo que nos tiene paciencia y el mismo nos lleva a cambiar nuestra mente para cambiar hábitos y cuidar el mundo donde vivimos.

Debemos hacer nuestra esta petición de que Dios nos muestre sus estatutos para mantener la tierra sana. Creo que hay mucho consejo de cómo poder ayudar a mantener la tierra habitable de manera sustentable, pero también creo que sería muy válido que volteemos nuestra cara a Dios y le pidiéramos que nos enseñe la manera de hacerlo.

Armando Carrasco Z.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Salmos 119 Chet (Parte 31)

“Compañías de impíos me han rodeado, mas no me he olvidado de tu ley. A medianoche me levanto para alabarte por tus justos juicios.” Salmos 119:61-62

Hay ocasiones en nuestra vida que somos “rodeados” de gente que no le tiene temor a Dios en lo más mínimo. Muchas veces por personas que dicen creer en Dios pero que con sus hechos lo niegan, y otras veces por gente que abiertamente se dicen ateos o también otras veces somos rodeados por gente que en mi punto particular de vista es peor: Gente que lucha directamente a Dios y lo hace con saña con aquellos que se dicen ser creyentes.

En esas ocasiones es cuando más tenemos que “no olvidarnos” de Su Palabra. No tenemos que aferrar a ella con toda el alma y con todo el corazón. Porque ella nos guarda y nos protege.

En la versión NVI dice de esta manera: “Aunque los lazos de los impíos me aprisionan yo no me olvido de Tu ley…” estas situaciones de las que hablamos muchas veces son lazos en nuestras vidas que quieren controlarnos. Si no nos aferramos a Su Palabra lo más seguro es que con el tiempo aprendamos las mañas de nuestros sitiadores.

Debemos ser inteligentes para buscar espacios personales de búsqueda, a veces es necesario ser prudente como en esta ocasión David que nos dice que en la noche se levantaba para alabar a Dios por Su Palabra. No dice que lo negaba de día, pero tampoco dice que estaba pregonando a todo pulmón que era amante de la Biblia. Es cierto hay ocasiones que debemos hacerlo cueste lo que cueste, pero hay otras en que Dios mismo apoya que manejes las cosas de otra manera.

Hay países donde está penado hablar de la Biblia. Algunos de ellos con pena de muerte. Y aún así hay gente que ama a Dios y va a esos países a compartir de ella y del amor de Dios, ponen su vida en juego, pero eso no quiere decir que van a ser imprudentes. Tenemos que admirarlos y si es posible imitarlos. Son personas que actualmente están sitiados por gente que abiertamente lucha en contra de la Biblia. Pero que sin embargo están allí cumpliendo su misión. ¡Que Dios los bendiga a ellos y a sus hijos!

Pero también se da el caso de que muchas veces queremos hacer de nuestras vidas una burbuja donde podamos controlar todo el ambiente para nuestra familia y no dejar pasar nada que no sea “de Dios”. Creo que este extremo también es muy dañino, creo que debemos aprender a vivir en el mundo y como Jesús dijo, no nos va a sacar del mundo, sino que nos va a guardar y a proteger. Debemos aprender a vivir situaciones de sitio cuando el enemigo nos acecha y nos pone en lugares donde abiertamente luchan contra Dios.

Es en esos momentos de nuestra vida que debemos aprender a aferrarnos de Su Palabra aunque todo el mundo esté contra ella, y buscar espacios para intimar con Dios a solas…aunque sea a la media noche, cuando todos están dormidos.

Armando Carrasco Z.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Salmos 119 Chet (Parte 30)

“Consideré mis caminos, y volví mis pies a tus testimonios. Me apresuré y no me retardé en guardar tus mandamientos.” Salmos 119:59-60

En el transitar de nuestra vida es necesario de vez en cuando hacer un alto total para evaluar nuestra conducta. La vida nos orilla a llevar un estilo egocéntrico, es la tendencia natural humana, nuestra misma naturaleza nos lleva a crear hábitos que nos alejen de los valores morales.

Esa es la razón por la que debemos hacer un examen cada determinado tiempo, pero la calificación que obtengamos no es para lograr un diploma, sino para usarlo como radiografía de aquellas áreas en las que debemos cambiar.

Hemos estudiado que lo único estable en esta vida es Su Palabra. Todo es pasajero nada permanece, nuestras vidas son como hierba que se seca dice la Biblia, y sólo su palabra permanece para siempre. Ese es el argumento para edificar nuestra vida sobre ella.

Una vez que sabemos qué áreas de nuestra vida necesitarán corrección debemos aplicarnos aponer por obra nuestro cambio, es lo más difícil, porque no se trata sólo de llenar de información nuestra mente, no se trata de leer la Biblia sólo por saturar de información nuestra alma, se trata de usar esa Palabra para cambiar nuestra conducta.

En este Salmo David dice: “Y volví mis pies a tus testimonios” Cuando David se daba cuenta de que estaba viviendo en desacuerdo a los estándares divinos, daba vuelta en U y giraba hacia la Palabra.

Pero no sólo eso, sino que David lo hacía con prontitud. No esperaba mas tiempo, una vez que se daba cuenta de sus faltas de inmediato “tomaba cartas sobre el asunto” dice en esta parte del texto: “Me apresuré y no me retardé en guardar tus mandamientos”.

Son tres lecciones que nos deja este pasaje:
a) Hazte un examen
b) Corrige el camino y enfócalo al estándar divino
c) Hazlo pronto

Estos tres pasos mantienen tu vida equilibrada y en sintonía con la Palabra.

Armando Carrasco Z.

lunes, 25 de agosto de 2008

Salmos 119 Chet (Parte 29)

“Mi porción es Jehová; He dicho que guardaré sus palabras. Tu presencia supliqué de todo corazón; Ten misericordia de mí según tu palabra.” Salmos 119:57-58

Esta es una de la razones más satisfactorias y más plenas que podemos encontrar en la Biblia. Podemos encontrar muchas promesas para nuestras vidas, promesas de prosperidad, de salud, de solución de problemas y muchas cosas más, pero ésta es la única que lo llena todo.

Decir: “Mi porción es Dios” es sinónimo de decir “Dios es mi herencia”, “Dios es mi recurso”, “Dios es la parte que me toca”. Si todavía no queda claro; visualízalo de esta manera: Imagínate sentado en la mesa de un notario en la que están entregando una herencia a los allí presentes, a unos les toca 10 casas, a otros 50 mdd, a otros les tocan acciones de 15 empresas multinacionales, y cuando llega tu turno el notario te dice la parte que te corresponde es Dios.

Me derrito, me entrego de por vida, mi corazón se deshace por tanto amor de Dios. Una herencia no se escoge, la persona que da la herencia te elige. Cuando alguien deja una herencia decide a quién se la da y cuánto le deja.

Eso es lo extremadamente maravilloso. Dios te elige para que entregarte la mejor de las herencias; Dios mismo. Y más te vale creer que no es una frase poética, es literal. Creer es el trámite que te lleva a acceder a tu herencia de forma plena y total.

Si un día te presentas delante de Dios y quieres protestarle por lo mal que te fue en la Tierra, Él amorosamente te va a tomar del brazo y con una voz tierna te va a decir; “Lo tenías todo, pero nunca me creíste, tu herencia se quedó sólo en un papel notarial”

Si estás pasando por problemas en este momento, si estás desanimado, si estás pasando por una crisis existencial extrema, si estás en medio de una derrota; Por favor grábate esto en lo más profundo de tu ser: “Dios es tu herencia”.

Por otro lado; si estás en estos momentos en una situación de prosperidad donde todo sale bien, donde todo marcha sobre ruedas, por favor, nunca vayas a olvidar que hay algo más valioso que todo lo que podemos “tener” en esta vida, es Dios mismo como parte de tu herencia. No pongas tus ojos en la parte de la herencia que pierde su valor, pon tus ojos siempre en la herencia que es eterna, pon tus ojos en la parte que te toca, pon los ojos en Dios.

Dios es tu porción, Dios es tu herencia, Dios es tu recurso, Dios es la parte que te toca.

Armando Carrasco Z.

lunes, 11 de agosto de 2008

Salmos 119 Zain (parte 28)

“Me acordé en la noche de tu nombre, oh Dios, y guardé tu ley. Estas bendiciones tuve porque guardé tus mandamientos.” Salmos 119: 55-56

Ayer estaba leyendo lo mucho que repercuten los últimos 5 minutos antes de dormir. Este estudio científico afirma que lo primero que sucede es que el inconciente se queda trabajando con aquel material que produjimos en nuestra mente esos cinco minutos antes de dormir. Si lo último que pensaste fue en los problemas que tienes el cuerpo entero no descansa y no relaja los músculos precisamente porque el inconciente se queda trabajando con los problemas. Sin embargo si lo último que piensas (Aún cuando tengas problemas serios) son cosas que te relajan, entonces puedes descansar a pesar de la situación que estés atravesando. Pero eso no es todo, también impactará al despertarte, porque tu cuerpo estará preparado para afrontar el día.

Por eso es muy importante que los últimos momentos antes de dormir los apliques en pensar en Dios. David lo dijo poéticamente: “Me acordé en la noche de tu nombre” Dios tiene mas de 365 nombres que podemos encontrar en la Biblia. Y cada uno de ellos, el puro nombre es una bendición.

Por mencionar algunos:

Dios Sanador
Dios Proveedor
Dios Estandarte
Dios Consolador
Dios Maravilloso
Dios Creador
Dios Guerrero
Dios Escudo

Esta es una de las razones por las cuales invito a todo mundo a leer la Biblia, ¡por los grandes tesoros que se encuentran en ella!

Todos pasamos por situaciones que nos consumen, en las que todo el tiempo tenemos la mente ocupada o preocupada en dichos problemas, pero hagamos caso de este salmo y dejemos que los últimos minutos antes de dormir sean para tu Papá, piensa en Él, seguro que hay un nombre que te consuela y te guía.

Un buen ejercicio es que mientras vas leyendo la Biblia anotes los nombres de Dios que vayas encontrando, para que cuando pienses en Él, conozcas sus nombre y lo mucho que ese simple hecho te puede bendecir.

Armando Carrasco Z

martes, 29 de julio de 2008

Salmos 119 Zain (Parte 27)

“Horror se apoderó de mí a causa de los inicuos que dejan tu ley. Cánticos fueron para mí tus estatutos en la casa en donde fui extranjero.” Salmos zain 119 53-54

La Biblia hace distinción entre dos clases de hombres. Entre justos e injustos, entre hijos de Dios e hijos de los hombres. Los justos no lo son porque sean buenos, o porque viven rectamente, eso no los califica como justos, son justos porque le creen a Dios. Porque tienen la fe suficiente para creerle a Dios. Esa es la razón por la que muchos se enojan, no pueden entender cómo es posible que Dios considere justos a aquellos que le creen.

Aclaro que los justos pretenden caminar justamente como resultado de haber creído lo que Dios dice. En otras palabras su justicia no los hace justos, caminan en justicia como resultado de creerle a Dios.

Por el otro lado, los injustos de acuerdo a la Biblia no son precisamente aquellos que hacen muchas injusticias, mas bien son aquellos que creen en Dios pero no le creen a Él. Que son cosas muy diferentes. Muchos dicen creer en Dios, pero son pocos los que le creen a Dios. Esa es la diferencia. Esos son los injustos según la Biblia.

En este pasaje dice David que un horror se apodera de él cuando los inicuos dejan Su palabra. Y vamos entendiendo, hay mucha gente que dice que cree en Dios, pero cuando leen la Biblia no creen lo que dice. Creen a Dios pero no le creen a Él. Y dejan pasar la oportunidad de vivir de acuerdo a los estándares divinos incluidos en Su Palabra. Los resultados son terribles. Creer en Dios pero no creerle a Dios nos hace vulnerables.

Eso es creer en Dios a nuestra manera, es hacer un Dios de acuerdo a nuestro criterio. Eso es entrar dentro de los parámetros de injusticia. Ahora bien, dice el pasaje “a los inicuos que dejan tu ley” como hemos explicado en otros comentarios; “ley” puede perfectamente entenderse como Su Palabra. Hay personas que dicen “yo creo en Dios” y empiezan a leer la Biblia pero como no les gusta lo que tienen que hacer deciden “seguir creyendo en Dios pero sin comprometerse con Su Palabra”. Estos son los que le ocasionaba indignación al rey David.

Por otro lado, vemos que dice que Su Palabra era su cántico cuando era extranjero en un país que no era el suyo. Aquí vemos la enseñanza para nosotros, porque dice la Biblia que sólo estamos de paso en este mundo y que no pertenecemos a él.

Cuando uno no se encuentra en su país o en su propia casa el sentimiento de soledad se potencializa al máximo y nos damos cuenta de qué tan solos estamos. Fuera y lejos de casa. Es aquí cuando cantar nos conecta con nuestro Padre y nos alienta a seguir adelante con el entendimiento de lo que realmente somos, peregrinos y gente de paso, nuestro hogar está en el cielo. Ese es nuestro destino.

Cantar la Biblia tiene algo poderoso, algo con la capacidad de transformarnos. De darnos esperanza y de guiarnos por el camino que debemos andar. A manera de ejercicio no sólo debemos leer la Biblia, sino que debemos aprender a cantarla.

Armando Carrasco Z.

lunes, 21 de julio de 2008

Salmos 119 Zain (Parte 26)

“Los soberbios se burlaron mucho de mí, Mas no me he apartado de tu ley. Me acordé, oh Jehová, de tus juicios antiguos, Y me consolé.” Salmos 119 zain 51-52

Analicemos primera algunas definiciones de soberbia para que podamos entender lo que quería decir David. Encontré tres definiciones interesantes:

1. Altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros.
2. Satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás.
3. Cólera e ira expresadas con acciones descompuestas o palabras altivas e injuriosas.

Las palabras clave de estas definiciones son: apetito desordenado por querer ser el “preferido”, envanecimiento de uno mismo con menosprecio a los demás que como resultado expresa cólera e ira con palabras altivas e injuriosas.

La Biblia dice en Proverbios que los soberbios son escarnecedores. Escarnecer es burla o hacer mofa de alguien. La burla, el tono burlón es la característica de los soberbios.

David estaba diciendo que los soberbios se habían burlado de él, que lo habían menospreciado, que le habían hecho y dicho cosas altivas, pero que él había confiado en su Palabra.

El perfil de los soberbios nos muestra que son personas que se sienten indispensables, que creen que son 100% independientes, que no necesitan a Dios, que pueden salir por sí solos de cualquier situación que se les presente, tienen la creencia de que todo lo que poseen sean cosas internas o externas son mejores a todas las cosas que tiene su prójimo. Un soberbio no puede pedir la ayuda de nadie, ni siquiera de Dios. Y por eso se burlan de aquellos que confían en Dios al 100%, se burlan de aquellos que se atreven a decir que le pidieron ayuda a Dios. Sus mofas llegan a tal grado que se burlan hasta de Dios y de Su palabra.

Pero David continúa diciendo: “…mas no me he apartado de tu ley. Me acordé, oh Jehová, de tus juicios antiguos, Y me consolé.” Aún con todo y las burlas David escogió obedecer Su Palabra, y escogió un sistema muy sencillo pero eficaz para sobrepasar estas crisis.

David se puso a repasar lo que había vivido con anterioridad y cómo es que él había constatado de la fidelidad de Dios y dice el salmo que se consoló. Encontró un espacio y un lugar donde consolarse.

A todos nos pasa que se nos cruza en el camino algún soberbio y recibimos burlas y mofas, y debemos hacer lo mismo que David; seguir sin apartarnos de Su palabra y repasar todas las veces que hemos visto a Dios a través de Su palabra.

Armando Carrasco Z.

lunes, 14 de julio de 2008

Salmos 119 Zain (Parte 25)

“Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar. Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.” Salmos 119:49-50

Uy. Esto es verdaderamente maravilloso. Esta parte del salmo en lo particular me ha dado grandes esperanzas en mi vida personal. Esta porción en especial es un tesoro de mucho valor que debemos guardar en lo más profundo de nuestro corazón.

La palabra de Dios tiene una característica muy especial; es universal y es personal. Dios habla de manera universal a todos los hombres pero también habla de manera personal a cada uno de ellos.

Hay una palabra específica para tu vida que va dirigida especial y específicamente a ti. Es tuya, es una palabra de Dios para ti. Está escrita en la Biblia para todo aquel que lee, pero en un momento determinado esa palabra es sólo para ti.

Es por eso que David puede decir en este salmo: "...la palabra dada a tu siervo…" hubo una palabra especifica que Dios le dio a David. Le habló de manera personal y directa, y al igual a nosotros Dios no sólo puede darnos una palabra, sino que le gusta entablar ese tipo de comunicación. Hay ocasiones de que sabemos de que sabemos que Dios nos ha hablado de manera personal y específica.

Tan es así que esa palabra nos llena de esperanza y de fe. A tal grado que podemos esperar a que se cumpla. Es una seguridad en nuestro corazón tal que permite esperar hasta que veamos cumplida su palabra. Por eso mismo David dice: “…en la cual me has hecho esperar…”

Cuando estamos pasando una situación difícil y Dios nos da una palabra, configurada especialmente para nosotros, esa palabra nos da la capacidad de poder esperar en ella. Esa palabra nos da dirección, nos da un camino a seguir. Es por eso tan valiosa.

Y cuando nuestra situación se hace más difícil, esa palabra que Dios nos dio, nos sustenta y nos sostiene. Se convierte en un consuelo a nuestra vida. Porque sabemos que Dios está involucrado y que nos ha dejado una palabra. Ahora entendemos porqué David dijo: “Ella es mi consuelo en mi aflicción”

Y no sólo eso sino que esa palabra nos vivifica y nos mantiene vivos mientras pasamos el túnel de oscuridad de alguna situación difícil.

En el Nuevo Testamento encontramos varios términos para referirse a La Palabra una de ellas es "Logos" y la otra "Rhema". El Logos es la parte digamos universal de La Escritura, y el Rhema es la parte especifica que nos corresponde de manera personal.

Es el Rhema lo que te da vida, es lo que te da esperanza, es aquella palabra que cobra vida y que te da vida. Esa es la palabra que debemos buscar con todo el corazón, porque después de todo, es sólo esa palabra la que nos dará la vida que necesitamos.

Armando Carrasco Z.

lunes, 7 de julio de 2008

Salmos 119 Vau (Parte 24)

“Y me regocijaré en tus mandamientos, los cuales he amado. Alzaré asimismo mis manos a tus mandamientos que amé, y meditaré en tus estatutos.” Salmo 119:47-48

Hay una lucha constante de todos los días. Una lucha permanente. Es la lucha del bien contra el mal. Y yo sé que la misma Biblia nos dice que Jesucristo ya ganó, que la victoria fue contundente. Y es cierto, legalmente todos los que creemos en Él tenemos por gracia la victoria. Pero también es evidente la lucha que tenemos todos los días.

Esta porción del salmo 119 la vamos a analizar desde esa perspectiva. Cuando leemos que gente como David, el autor de este salmo, habla de una manera radical, totalmente rendido a las palabras de Dios, algo en nuestro interior se pregunta si habrá alguien así. Que pueda decir como David: “Y me regocijaré en tus mandamientos los cuales he amado”. Se oye muy bonito y no dudamos que David lo haya experimentado, pero ¿ahora? Después de mas de 4,000 años…¿Alguien podrá decir igual? ¿Alguien podrá experimentar lo mismo?

Yo creo que sí. Sin embargo lo que quiero comentar hoy es la parte que nos impide acercarnos a Su palabra, y no sólo eso. Que muchas veces vemos a la Biblia como algo aburrido y cansado. Esa es una lucha real. Que cuando alguien nos habla de la Biblia y de guardarla reaccionamos con cara de aburrimiento. ¡Qué lejos estamos de David! ¡Escribía canciones diciendo que amaba los mandamientos de Dios!

Esa es la lucha. Para el mal, le conviene que no te acerques a la Biblia, porque te puede manipular fácilmente con sus mentiras. El mal sabe que cuando lees la Biblia encuentras la verdad y como todos sabemos la verdad nos hace libres. Entonces una estrategia para alejarnos del contacto con la Biblia es envolverla en un paquete con apariencia de aburrimiento.

Con películas, canciones, programas de TV, de radio y por muchos medios ha promovido una campaña sutil en contra de la Biblia. Cualquier persona se encuentra desde niño expuesto a esta campaña publicitaria. De tal manera que cuando se presenta la oportunidad de leer la Biblia la reacción es la misma.

El ser humano prefiere lo divertido, lo express, lo que tiene apariencia de fácil y rápido. Así es como se ha estado “educando”. El ser humano empieza a creer que la Biblia no contiene eso que busca.

Sin embargo cuando empezamos a tener un contacto directo con la Biblia nos damos cuenta que tiene más de lo que ni siquiera imaginamos. Que contiene adrenalina pura. Que rebasa nuestras expectativas.

Es necesario centrar nuestra atención en el autor de la Biblia para darnos cuenta qué maravillosa, exacta, precisa y poderosa es Su palabra. El Dios que creó el universo, la tierra y todo lo que en ella existe, nos escribió unas palabras. Y nos dejó un mensaje dirigido especialmente para nosotros. ¡Cómo no vamos a estar contentos!

Armando Carrasco Z.

sábado, 21 de junio de 2008

Salmos 119 Vau (Parte 23)

“Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos. Hablaré de tus testimonios delante de los reyes, y no me avergonzaré”. Salmo 119: 45-46

En el pasaje anterior vimos algunos aspectos de la mentira. Este versículo empieza con un “y” el cual es importante. Porque es la continuación del versículo anterior. Una de las consecuencias de la mentira es la esclavitud. Decir mentiras nos esclaviza. Al grado que mucha gente vive dentro de una mentira. Toda su vida han vivido en una mentira.

La mentira siempre lleva grilletes, siempre tiene el objetivo de esclavizarnos. Por eso es bien importante que de vez en cuando nos hagamos un examen, donde a conciencia nos preguntemos qué es lo que decimos, que es lo que pronunciamos.

No me refiero exclusivamente a decir mentiras cuando estamos frente a una situación difícil, No me refiero a decir mentiras cuando queremos quedar bien, me refiero a confesar lo que creemos. Muchas veces creemos una mentira y la confesamos como verdad. Y vivimos de acuerdo a eso que confesamos.

Por ejemplo, tú puedes vivir creyendo la mentira de que todas la religiones llevan a Dios. Como estamos en una época de tolerancia, se te ha hecho fácil creer que todas las religiones llevan a Dios. Lo cual es una mentira. Ninguna religión te lleva a Dios. Eso es lo que dice Su Palabra. Él dice que el único camino a Dios es Jesucristo. Lo que te lleva a Dios no es una filosofía de vida, no es una conclusión humana, no es una religión, no es un grupo espiritual, lo que te lleva a Dios es una persona, es Su Hijo. Esa es una verdad.

Y así como este ejemplo hay muchos, acerca de nuestra vida diaria, de cómo educas a tus hijos, de cómo llevas tu negocio, de cómo te llevas con tu cónyuge, etc., de todos los temas de la vida podemos vivirlos de acuerdo a nuestro criterio, y éste puede estar basado en algo que no es verdad. Y lo impresionante es que de todo eso habla la Biblia

Por eso es bien importante conocer la verdad. Conocer lo que Dios dice, que son verdades seguras. Y que debemos hablarlas.

Ahora, este versículo termina bien bonito, dice que esta verdad aún la hablará delante de los reyes y que no se avergonzará. Podemos sustituir la palabra “reyes” por “gente importante”. Podemos hablar con toda confianza de La Palabra delante de gente que ocupa una posición priviligiada en la sociedad. Es tan segura la Palabra que genera reacción cuando se habla.

A veces lo que nos da cierta pena o vergüenza es el hecho de la invisibilidad de Dios y del supuesto avance de la civilización respecto a su forma de ver a Dios. El hombre está basando sus creencias en cosas tangibles, en cosas que pueda ver y que pueda controlar. Cuando hablamos de la Palabra de Dios ponemos el reto de un Ser infinitamente superior y que definitivamente no podemos controlar por eso es que muchas veces nos detenemos a hablar de Su Palabra. Pero al contrario, esto es lo que debe hacer que no dejemos de hablar lo que dice la Biblia aún cuando estén presentes gente importante.

Su Palabra es eterna, es segura y es confiable. Y cuando lo hacemos nos da libertad, verdadera libertad.

Armando Carrasco Z.

jueves, 12 de junio de 2008

Salmos 119 vau (Parte 22)

“No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad, porque en tus juicios espero. Guardaré tu ley siempre, para siempre y eternamente.” Salmos 119:43-44


Ay las mentiras…una lucha constante de toda la vida y de toda la humanidad. En algunos más y en algunos menos pero mentir aunque sea lo mínimo es costumbre del hombre, hay varias definiciones de mentir, pero me han impactado dos; la primera de ellas según el diccionario de la real academia española de la lengua dice que mentir es decir lo contrario de lo que se sabe. Esta digamos es una definición obvia y muy directa. Pero la definición que me impresionó es: “falsificar algo” en otras palabras que decir o hacer algo que parezca verdad pero que no lo sea.

Mentir es alterar la verdad. Cuando mientes no precisamente quiere decir que dices algo 100% contrario a lo que sabes, sino también es alterar la verdad para que parezca verdad pero que sea una mentira.

Aún puedes alterar la Palabra de Dios. Eva lo hizo, en Génesis 2:17 Dios les dice: “mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” y vemos que Eva cuando está con la serpiente altera esa verdad y dice en Génesis 3:3 “…pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: no comeréis de él ni le tocaréis.” Eva le aumentó a lo que se le dijo. Dios le había dicho que no lo comieran, pero ella dijo que no lo comieran ni lo tocaran. Eso es mentir.

Una forma de luchar frontalmente contra el hábito de decir mentiras en tener en nuestra boca la palabra de verdad, que no es otra cosa que la Palabra de Dios. Tenemos que hacernos que hábito de hablar una y otra vez lo que conocemos de la Biblia, por eso es muy bueno memorizarla. Y que todo el tiempo esa verdad esté continuamente fluyendo por nuestros labios.

Una técnica muy sencilla de memorizar versículos se encuentra en memorización bíblica de este blog. Te recomiendo que lo hagas. El fruto es tangible.

Hemos dicho que para efectos de estudio de este salmo las palabras juicios, ley, decretos, mandamientos, etc., hacen alusión directa a Su Palabra, por lo que cuando dice David en este versículo que estamos estudiando “porque en tus juicios espero. Guardaré tu ley siempre, para siempre y eternamente.” David esperaba en la Palabra de Dios. David sabía que todas las promesas que Dios tenía para él y que estaban escritas en Su Palabra llegarían a cumplirse…simplemente porque eran verdad. Él lo sabía y en eso esperaba. Por eso no le importaba el tiempo que pasara David guardaría Su Palabra por siempre.

Al igual que a David, Dios ha hecho promesas para ti y para mi y son verdad. Te invito a que te aferres a esa Palabra de Verdad toda tu vida, es la única que te mantendrá fuerte, que te mantendrá a salvo, que te sostendrá en tiempos difíciles, Su Palabra es la única que te revelará la intensa motivación de Dios de mostrar Su amor para ti.

Armando Carrasco Z.

lunes, 26 de mayo de 2008

Salmo 119 Vau (Parte 21)

“Venga a mi tu misericordia, oh Jehová; tu salvación, conforme a tu dicho. Y daré por respuesta a mi avergonzador, que en tu palabra he confiado” Salmos 119:41-42

Las misericordias de Dios son dinámicas, nunca han sido ni serán estáticas. Es una virtud divina que se mueve y que nos alcanza. Dice la misma Palabra que sus misericordias son nuevas cada mañana. Si no fuera así, nadie de nosotros ni un solo ser en la tierra estaría vivo.

David en este salmo nos da a entender que no es algo que él por sus acciones puede alcanzar, mas bien él espera con todo su corazón que la misericordia lo alcance. Que llegue a su vida. Nuestras acciones provocan resultados en nuestra vida incluyendo una reprensión divina por algo que hacemos equivocado. Pues aún en esas amorosas reprensiones de Dios vienen envueltas en misericordia. De otra manera no podríamos estar de pie ante un Dios santo y perfecto.

En alguna ocasión leí que gracia es recibir un regalo que no merecemos y misericordia es no recibir el castigo que merecemos. Me gusta esta definición y siempre que la medito me hace reparar en lo incomprensible del amor de Dios para nuestras vidas. Que nos ama con hechos contundentes no solo con palabras bonita, Dios no escribe un poema de amor con palabras, lo conjuga con hechos.

Pero también me hace pensar mucho la parte de este versículo que dice que David espera la salvación de Dios que Dios mismo le había dicho y que se volvió en una promesa de la que David se aferró con todas sus fuerzas. “Venga a mi tu misericordia, oh Jehová; tu salvación, conforme a tu dicho.” David pedía con todas sus fuerzas que la salvación de Dios llegara a su vida.

Y dice después algo impresionante; “Y daré por respuesta a mi avergonzador, que en tu palabra he confiado.” Él sabía que había un avergonzador sea humano o no que lo acechaba condenándolo, humillándolo, y tratando de sacar a la luz los errores graves de David. Donde lo único que quería ese personaje, era avergonzarlo. Creía tener la oportunidad para poder exponer públicamente los errores del rey David. Pero él confió en la Palabra de Dios y se aferró a ella. David no se escondió de sus errores ya aceptó la reprensión divina…pero también sabía que había un avergonzador que quería destruirlo. Podía identificar perfectamente la diferencia entre la reprensión amorosa de Dios cuyo fruto es el crecimiento y la humillación pública del avergonzador cuyo propósito no es otro que el de destruir. Y es allí donde David supo aferrarse a la Palabra de Dios y esperar la salvación y la misericordia divinas.

Creo que lo mismo podemos hacer nosotros, porque ninguno somos perfectos y sabemos que hay un avergonzador que quiere destruirnos, pero debemos estar seguro que hay un Dios que nos promete guardarnos y de allí no debemos movernos y debemos aferrarnos a esa promesa con todo el corazón.

Armando Carrasco Z.

lunes, 12 de mayo de 2008

Salmo 119 He (Parte 20)

“Quita de mi el oprobio que he temido, porque buenos son tus juicios. He aquí yo he anhelado tus mandamientos; vivifícame en tu justicia” Salmos 119: 39-40

Todos hemos pecado. No hay en la tierra nadie que nunca haya pecado. Todos hemos cometido faltas que traen consecuencias. Y cuando estamos concientes de eso sabemos que toda acción le corresponde una reacción, que todo lo que hacemos repercute en algo. Y por eso cuando la regamos estamos concientes de las repercusiones.

Una de esas repercusiones es el oprobio. Lo cual, según el diccionario, no es otra cosa que la vergüenza y deshonra pública que resulta de haber cometido algún dicho o hecho. David no se consideraba perfecto, él sabía que tenía acciones que seguramente traerían repercusiones. Pero no estaba pidiendo que dichas consecuencias no llegaran, sino lo que no quería era la deshonra pública. Era algo que él temía.

Dice que “…buenos son tus juicios…” David sabía que cuando la regaba pues tenía que venir la consecuencia…y afirma que esos juicios divinos son justos. Toda acción tiene una consecuencia. Si un padre de familia adultera puede tener un bebé fuera del matrimonio. Y con eso toda una serie de consecuencias que lejos de traerle alegría le traerán dolor y angustia. Incluyendo el oprobio.

David dimensionaba las cosas de esa manera sabia que no podía evitar las consecuencias, y tenía gran temor de la vergüenza pública. Él oraba para que no llegara el oprobio a su vida, pero también vemos en la Biblia que algunas veces en las que pecó, el oprobio fue evidente.

Esta parte del salmo nos muestra a David muy humano completamente transparente hablando con Dios de una manera franca y abierta, clamando a Dios por evitar el oprobio. Sin embargo sabiendo que los juicios de Dios son siempre justos.

Termina esta parte del salmo con una enseñanza tremenda, dice que los juicios de Dios no para castigar sino para traer vida. Dice “…vivifícame en tu justicia…” dentro de todo lo que David temía por el oprobio también sabía que la justicia de Dios le traía vida.

Esto no ha caducado. La justicia de Dios es la que nos trae vida. Y ahora más que nunca. Jesucristo, dice la Biblia, es nuestra justicia, el precio que pagó en la cruz hace que La justicia de Dios esté a nuestro favor. Dios está contigo y está por ti. Si Él está a favor tuyo…¿Quién contra ti?

Armando Carrasco Z.

sábado, 26 de abril de 2008

Salmo 119 He (Parte 19)

“Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino. Confirma tu palabra a tu siervo, quien te teme” Salmos 119:37-38

Esta parte del salmo 119 en lo particular me gusta mucho. Porque se tocan dos puntos importantes; la vanidad y el temor de Dios.

Dice la primera parte; “Aparta mis ojos, que no vean la vanidad”. Empecemos por definir la vanidad, que según el diccionario de la real academia española es referente a vano que no es otra cosa que falta de realidad. En su tercer definición dice que vanidad es la caducidad de las cosas de este mundo.

La vanidad es una ilusión óptica, es ver las cosas de una manera distinta a la realidad. Es un espejismo. Y como todo espejismo cuando nuestros ojos ponen la mirada allí creemos que es verdad. Hay cosas que parecen que son la realidad pero realmente son ilusiones ópticas. Cuando basamos nuestra vida en estas ilusiones o espejismos todo se desmorona, simplemente porque no eran cosas ciertas ni realidades. Si pongo un ejemplo quedaría corto porque cada persona tiene sus propios espejismos, mientras que para unos el máximo ideal en la vida es tener dinero, para otros es tener salud. Pero ambos casos son espejismos. “si yo tengo dinero tengo todo” o “si yo tengo salud tengo todo” y vemos los casos de gente que tiene dinero pero es un desgraciado, o personas que tienen salud pero son mediocres.

La vanidad desvía tu mirada a objetos no reales que logran estorbarte para no alcanzar el destino que Dios tiene para ti. Por eso David le pedía a Dios “aparta mis ojos, que no vean la vanidad”. Porque él sabía lo mucho que podía afectarle estacionar la mirada en cosas vanas.

En toda la Biblia encontramos que Su palabra es eterna, firme y confiable. Es real. Allí es donde tenemos que poner nuestra mirada y nuestra atención, en algo seguro. En algo que no es afectado por el tiempo ni por los problemas, y eso sólo lo tiene Su palabra.

La segunda parte de este pasaje dice “confirma tu palabra a tu siervo, quien te teme” después de pedir que Dios lo ayude a no poner sus ojos en la vanidad, le pide que sea confirmado en Su palabra. Confirmar de acuerdo al diccionario es el grado de probabilidad de algo. Cuando la palabra de Dios es confirmada en tu vida tu puedes decir con toda seguridad, que es confiable, porque funciona. Es algo real y verídico.

Y David dice “quien te teme” casi todos hemos mal acostumbrado a nuestra mente a creer que Dios es un Dios enojón que está observando quién “peca” para castigarlo, pero no es así, Dios es un Dios de amor que lo que busca es demostrarte su gran amor por ti y por los tuyos. Repito Dios es un Dios de amor. Cuando habla aquí de temor se refiere a entender aunque sea un poquito a Dios y reconocerlo en toda su magnitud como Dios, y cómo aún con toda su grandeza y poder busca al hombre para perdonarlo y amarlo.

Armando Carrasco Z.

sábado, 12 de abril de 2008

Salmo 119 He (Parte 18)

“Guíame por la senda de tus mandamientos, porque en ella tengo mi voluntad. Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la avaricia.”
Salmo 119 He 35-36

La palabra de Dios es un camino. Es una forma de conducirnos en la vida. La palabra de Dios no es un libro de frases bonitas o conmovedoras, es un camino preparado para la humanidad. Es un trayecto perfectamente trazado y delineado por Dios para que transitemos por él.

La razón por la que erramos tanto en la vida es por no entender que Dios preparó para nosotros una forma de vida. Él nos hizo, Él nos conoce y también Él nos muestra la forma correcta de conducirnos en esta vida.

Cuando ni siquiera conocemos el camino es fácil perdernos. Por eso debemos conocerla. Conocerla bien. Porque tenemos tantos prejuicios de ella que cuando la leemos creemos que es un libro de rituales y enseñanzas místicas acerca de cosas intangibles, sin embargo cuando realmente nos disponemos a estudiar la Biblia nos damos cuenta de los muchos consejos prácticos para nuestra vida.

El hombre ha progresado en tecnología desde que habita la tierra. Hay muchas cosas que han cambiado desde que el hombre es hombre. Pero una cosa sigue igual; su corazón. Los problemas son los mismos que hace miles de años; la soledad, el miedo, la inseguridad, etc. Y las respuestas a cada situación del hombre están escritas en Su palabra.

La tecnología hace más fácil y productiva la vida del hombre, la información hace más entendida a la humanidad, pero ninguna de las dos puede solucionar problemas de fondo de la naturaleza humana. Su Palabra sí. Es tecnología espiritual que tiene la capacidad de penetrar hasta lo más profundo del ser humano.

Sin embargo hay algo de suma importancia. Muchos pierden la esperanza porque no ven resultados cuando leen la Biblia. Notemos lo que dice: “…porque en ella tengo mi voluntad…” No se trata de sólo de leer la Biblia, si fuera sólo eso sería algo así como mágico y ya habríamos avanzado mucho socialmente hablando. Para ser trasformados por la Biblia es necesario que nuestra voluntad esté entregada. En otras palabras que queramos hacer lo que la Biblia dice.

Mucha gente no puede salir de sus problemas simplemente porque no quiere. Y ante eso no se puede hacer nada. Querer caminar por el trayecto de su palabra es la clave para poder ser transformado por ella. Por muchos años he visto que cuando un hombre no quiere accionar su voluntad es imposible que cambie. Querer es la clave del cambio. Tener la voluntad de obedecer Su palabra es el principio de la solución. Si no quieres no cambias, si quieres cambias.

Armando Carrasco Z

sábado, 5 de abril de 2008

Salmo 119 He (Parte 17)

“Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos, y lo guardaré hasta el fin. Dame entendimiento, y guardaré tu ley, y la cumpliré de todo corazón.”
Salmo 119:33-34

Qué fácil es seguir a Dios por las emociones. Cuando uno oye algo bonito de la Biblia, el corazón se emociona y hace promesas de “guardar” Su palabra, promesas basadas en las emociones pero cuando pasa el tiempo y los problemas diarios de la vida empiezan a agobiarnos poco a poco nos olvidamos de guardar Su palabra.

Antes de continuar aclaremos algo; muchos de nosotros cuando movidos por las emociones queremos guardar Su palabra lo hacemos por los grandes beneficios a los que accedemos, y cuando vemos que verdaderamente es difícil guardar el consejo de Dios, preferimos quedarnos en la zona donde hacemos todo a nuestra manera.

Hay muchas referencias bíblicas acerca de lo importante que es guardar Su palabra hasta el fin. Es a través de los problemas de la vida que conocemos la dimensión del poder de Dios. Cuando todo nos va bien es fácil “guardar” su Palabra, pero cuando todo lo tenemos en contra pareciera que hasta el mismo Dios está en nuestra contra.

En lo mas terrible de un problema puedes ser leal. En lo mas terrible de un problema puedes ser desleal. En lo mas terrible de un problema puedes decidir obedecer Su Palabra, En lo más terrible de un problema puedes decidir desobedecer Su Palabra.

Los problemas son la oportunidad que tenemos para cantarle a Dios con nuestras vidas que lo amamos y que lo obedecemos sin importar la situación por la que atravesamos. No seguimos a Dios sólo porque nos emocionamos, seguimos a Dios determinados a continuar hasta el fin de la carrera. No se trata de ver quién llega primero sino de quién llega a la meta.

Realmente me impresiona la cantidad de veces que hemos leído que dice en este salmo 119 “dame entendimiento” en este versículo otra vez lo recalca. Creo que algo importante Dios quiere decirnos. Debemos buscar el entender los caminos de Dios. Es posible, y debemos empezar por pedirlo. Así como David. Y por lo que veo debemos hacerlo con insistencia.

La parte final del versículo también es de llamar la atención, porque dice “…la guardaré de todo corazón…” Creo que muchos de nosotros guardamos Su palabra a medias sólo en lo que nos conviene. Sinceramente veo como un reto obedecer Su Palabra de todo corazón.

Armando Carrasco Z

sábado, 22 de marzo de 2008

Salmo 119 Dálet (Parte 16)

“Me he apegado a tus testimonios: Oh Dios, no me avergüences. Por el camino de tus mandamientos correré, cuando ensanches mi corazón.”
Salmo 119: 31-32

La palabra apegado tienes dos significados fuertes, la primera es que está directamente relacionado con la palabra “pegar”. Y la segunda es tener una afición o inclinación hacia alguien o algo.

Esto nos lleva a medir el peso de lo que David quiso decir en esta frase. Él quiso transmitir que su vida estaba pegada a la Palabra de Dios. Se aferró tanto a Su palabra que quedó pegado a ella. No podía separarse de La Palabra, donde quiera que fuere estaría ligado a la Biblia. Estaba pegado a ella. No podía hacer nada en lo cual la Palabra se despegara de su vida.

Por otro lado también podemos interpretar que la vida de David tenía la afición a la Palabra de Dios, si entendemos que afición literalmente quiere decir amor por alguien podemos entender que David estaba enamorado de la Palabra de Dios.

Por eso la siguiente frase del versículo que estudiamos: “No me avergüences” A cuántos nos ha pasado que la palabra de Dios se nos queda “pegada” a nuestras vidas, que una vez que la leemos y la entendemos ya no podemos quitarla de nuestras vidas y nos coloca en situaciones extraordinarias, porque antes hacíamos con nuestra vida como bien nos pareciera pero una vez que conocemos Su Palabra, entonces tratamos de ponerla por obra, y eso hace que los que nos conocen amigos, familiares, compañeros de escuela o de trabajo ahora ven en nosotros un comportamiento inusual. Y muchas veces somos criticados. A veces pareciera que somos avergonzados.

Y no me estoy refiriendo a actuaciones fanáticas religiosas, no, por favor no me refiero a eso, me refiero a situaciones de la vida diaria que cambian en nosotros por la simple razón de que ahora sabemos lo que Dios dice en su Palabra. Como ser honestos, ser agradecidos, ser leales, y un largo etcétera.

La otra parte de estos versículos podemos ver algo interesante: Dice David que cuando su corazón sea ensanchado entonces correrá por sus mandamientos. A veces cuando leemos la Palabra de Dios no entendemos nada de lo que leemos, y en otras ocasiones aunque la entendemos sentimos que no tenemos la capacidad de absorber lo que entendemos, es tanto que creemos que no podemos con todo lo que leemos.

Por eso dice David aquí, que su corazón sea agrandado para poder manifestar que ha entendido Su Palabra y pueda caminar por sus mandamientos.

Armando Carrasco Z.

sábado, 15 de marzo de 2008

Salmo 119 Dálet (Parte 15)

“Aparta de mí el camino de mentira, y en tu misericordia concédeme tu ley. Escogí el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí.”
Salmos 119 Dálet 29-30

En la vida sólo hay dos caminos que podemos tomar; el de la mentira y el de la verdad. Y creo que todos en nuestro sano juicio estaríamos decididos a tomar siempre el camino de la verdad. Pero nos damos cuenta que no es así.

Vemos frecuentemente que la gente y que nosotros mismos alguna vez tomamos el rumbo equivocado. Eso es lo asombroso. ¿Por qué tomamos un camino que no queremos? ¿Por qué tomamos un camino que nos lleva a la desgracia? ¿Por qué hay ocasiones que decidimos por el camino de la mentira?

Si fuera tan fácil como llegar a un cruce de camino en el que hubiera dos letreros, uno que dijera “camino de la mentira” y el otro que dijera “camino de la verdad” no habría problema, mecánicamente tomaríamos el de la verdad. Pero no es así. Cada camino se presenta con escenarios diferentes.

Por un lado la verdad siempre se va a presentar tal cual; transparente y honesta. Por otro, el camino de la mentira se presenta desde un principio con engaños. A veces el camino de la verdad parece un camino poco transitable y el de la mentira un camino muy agradable. La cuestión está al final del camino. Esa es la razón por la que muchas veces nos equivocamos.

Esta es la razón por las que David clama en este salmo que sea apartado del camino de la mentira y dice “concédeme tu ley” en la nueva versión internacional dice “concédeme las bondades de tu ley”. Hemos comentado en otras ocasiones que ley, mandato, juicios, preceptos en este salmo se pueden interpretar como Su Palabra. Entonces podríamos leer así: “concédeme las bondades de tu Palabra”.

Una de las principales bondades de la Palabra de Dios es su guianza, ella nos puede dirigir en nuestra vida cuando caminemos por una senda extraña, la Biblia nos ayuda a tomar decisiones cuando tenemos que decidir qué camino tomar.

Caminar por la vida sin consultar a Dios ni su Palabra es caminar sin brújula y sin mapa, corriendo el riesgo de tomar caminos torcidos de mentira que su único propósito es llevarnos a una vida sin fruto y sin plenitud. Es tan fuerte y tan llamativo el camino de mentira que debemos clamar como David lo hizo en este salmo: “apártame del camino de la mentira”.

Creo que una forma de tratar de caminar por los senderos de la verdad es tener siempre presente la Palabra de Dios en nuestras vidas por eso este versículo lo dice así “he puesto tus juicios delante de mí”. Cuando tenemos presente en nuestras vidas Su Palabra, ella nos guarda, nos cuida y nos dirige por el camino correcto. Es la brújula perfecta para nuestra vida.
Armando Carrasco Z.

sábado, 8 de marzo de 2008

Salmo 119 Dálet (Parte 14)

“Hazme entender el camino de tus mandamientos, para que medite en tus maravillas. Se deshace mi alma de ansiedad; susténtame según tu palabra” Salmos 119: 27-28

Dios tiene un camino perfecto preparado para el hombre. Ese camino es el que le conviene al hombre en todos los sentidos. Muchas veces el hombre por su terquedad y necedad no lo sigue, pero también muchas otras el hombre no sigue ese camino simplemente porque no lo conoce o no lo entiende.

Cuando decimos “Dios”, nos imaginamos erróneamente que es inaccesible para los humanos, pero no es así dice la Biblia que una de las cosas en las que podemos tener orgullo es en entender y conocer a Dios.

Por eso aquí vemos que David le pide a Dios que lo haga entender el camino de sus mandamientos. Porque sabe que entendiéndolos será más fácil andar por la vida en los caminos perfectos de Dios.

Los caminos perfectos de Dios no significa que sean caminos sin problemas o una vida color de rosa, no se refiere a eso, los caminos perfectos de Dios son aquellos que te impulsan a que cumplas tu propósito aquí en la tierra. Tú tienes un propósito y tu satisfacción más grande en esta vida es realizarlo. Y para cumplir ese propósito Dios tiene caminos por los que tienes que andar.

Cuando ese entendimiento llega a tu vida entonces no podrás dejar de meditar en todas su maravillas, por eso el autor de este Salmo dice “…para que medite en tus maravillas…” Es increíble encontrar los caminos de Dios que nos llevan a cumplir nuestro destino. No hay palabras para describirlo.

La otra parte del Salmo dice: “Se deshace mi alma de ansiedad, susténtame según tu palabra” Cuántas veces hemos tenido esa sensación de ansiedad al grado que sentimos que nos desbaratamos. Esa ansiedad provocada por los problemas, por la soledad, por un vicio no superado, por condenación, por pecado, o por lo que sea que toca nuestra alma en lo más profundo y sentimos que nos morimos. Son situaciones extremas.

Es entonces cuando podemos acudir a Su palabra, la cual nos puede sustentar más allá de lo que imaginamos, es más a veces es lo único que nos mantiene vivos. Su palabra tiene la capacidad de sostener nuestras vidas en las situaciones más adversas de la vida.

Armando Carrasco Z.

sábado, 1 de marzo de 2008

Salmo 119 Dálet (parte 13)

“Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra. Te he manifestado mis caminos, y me has respondido; Enséñame tus estatutos.”
Salmo 119:25-26

Sólo los que hemos pasado por situaciones extremas podemos entender a cabalidad esta expresión de David diciendo que su alma está abatida hasta el polvo. Situaciones que nos llevan a puntos tales que nuestra alma siente el olor del polvo y siente su humillación directa a nuestras vidas.

Son situaciones en las que por salud, o una situación económica o tal vez un problema con los hijos hacen que nuestra vida sea abatida. Son situaciones extremas. Donde todo se derrumba, no hay nada de donde “agarrarse”. Es entonces que aparece el clamor de David para decir “vivifícame según tu palabra”.

Estas situaciones hacen que lo único que puede mantenernos vivos es Su Palabra. Es lo único confiable y seguro para poder sostenernos, fuera de eso no tenemos más que polvo. Y es cuando experimentamos que verdaderamente Su Palabra tiene poder, que tiene la capacidad de mantenernos con vida y con esperanza.

Algo que me impacta sobremanera es que dice vivifícame según tu palabra, no dice sólo que nos vivifique sino que sea de acuerdo a Él. Y eso cambia todo. Porque muchas veces clamamos por una solución de acuerdo a nuestra perspectiva humana y limitada, pero el consejo y la solución de Dios siempre son perfectos.

Cuando clamamos así es porque ya entendimos que aún nuestras propias soluciones no pueden rescatarnos, sólo y exclusivamente una solución de Dios puede salvarnos.

Por otro lado dice Te he manifestado mis caminos y me has respondido para entenderlo mejo lo leeremos en otra versión que dice: “Tú me respondiste cuando hablé de mis caminos”. Es sumamente importante darle su lugar a Dios. La mayoría de las veces hacemos las cosas, aún las importantes, sin consultar a Dios. Y por eso muchas veces los resultados no son como los planeamos.

Ganamos mucho cuando vamos con Dios a platicarle “nuestros caminos”, podemos recibir de Él consejo y apoyo para lo que vamos a hacer. Dios no se queda callado cuando uno de sus hijos le platica su vida. Dios le responde, no sólo con palabra de ánimo sino con su apoyo práctico.

Si tu alma está abatida por los problemas; te aconsejo que te aferres a lo único que puede darte vida, que es Su Palabra y por supuesto también te aconsejo que le platiques tus caminos, tu vida, tus situaciones a Dios, Él con gusto te responderá.

Armando Carrasco Z.

sábado, 23 de febrero de 2008

Salmo 119 Guímel (parte 12)

“Príncipes también se sentaron y hablaron contra mí; Mas tu siervo meditaba en tus estatutos, pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros.”
Salmos 119: 23-24

A veces todo está en nuestra contra, inclusive todos están en nuestra contra, hasta gente importante. En esta parte del salmo que estamos estudiando “príncipe” se puede referir a alguien importante en la sociedad, alguien “de abolengo” de “buena clase”, pero también nos refiere a alguien que tiene poder político, económico y social. Alguien que puede hacernos daño más allá de hablar “mal de nosotros”, que puede pagar para hacernos daño.

Cuando dice “se sentaron y hablaron” es una expresión que implica planeación, en otras palabras se puede decir así: “Hay gente de poder que se detuvo a planear y hablar en contra mía”. A veces en nuestra vida tenemos a alguien en contra de nosotros, por las razones que sean, pero sucede.

Es entonces que debemos hacer lo que hizo el rey David; meditar en Su Palabra. Por la poderosa razón que en ella se encuentra el consejo. En la Palabra podemos encontrar cómo vamos a salir de nuestros problemas, cómo afrontar la situación. La Biblia tiene el consejo para salir delante de todos los planes que están en nuestra contra.

A veces no nos aconseja como nosotros quisiéramos, porque estamos acostumbrados a pedir consejo queriendo escuchar lo que nosotros queremos hacer, en el caso de Dios, a veces su consejo es diferente al que quisiéramos. Si alguien nos está acosando y amenazando quisiéramos que Dios nos aconsejara que lo mandemos a golpear o que lo demandemos, y cuando Dios nos habla para darnos consejo escuchamos algo que refleja el carácter de Dios.

El caso es que la Biblia tiene en su contenido miles de consejos para nuestra vida diaria, incluyendo consejos para actuar en situaciones en las que gente importante y con influencias nos persigue. La Biblia no es un libro de cuestiones místicas y misteriosas, la Biblia es un libro de consejos prácticos para esta vida, como lo hemos dicho es el manual operativo del hombre.

Cuando entendemos esto no sólo buscaremos el consejo de Dios a través de Su Palabra sino que nos emociona y conmueve buscar consejo en la Biblia. Lo cual nos da una seguridad que nunca te darían los mejores guardaespaldas.

La próxima vez que tengas un problema, no dudes en buscar consejo en la Biblia, te vas a llevar una agradable sorpresa. Dios tiene un consejo para ti.

Armando Carrasco Z.

lunes, 18 de febrero de 2008

Salmo 119 Guímel (Parte 11)

“Reprendiste a los soberbios, a los malditos, que se desvían de tus mandamientos. Aparta de mí el oprobio y el menosprecio, porque tus mandamientos.”
Salmos 119:21-22

Esta parte del salmo 119 es muy agresiva, veámosla con detenimiento. La Biblia continuamente habla en contra de la soberbia. Es uno de los pecados que hace a una persona alejarse completamente de Dios. La peor de las soberbias es creer que uno es bueno. Y que no le hace daño a nadie, piensan que si ponen en una balanza su vida, sus acciones buenas son mucho pero mucho mas que las malas. Ellos creen que ser bueno es estar bien delante de Dios.

La Biblia enseña que nadie es justo delante de Dios. La condición del hombre por sí misma no es apta para presentarse delante de Él. Esa es la razón por la que Jesucristo vino al mundo, para que por medio de él podamos estar con Dios. No por nuestras obras, no porque seamos muy buenos sino porque Cristo nos hizo aptos para estar con Dios.

Otra clase de soberbia es creer que lo sabemos todo. Que no necesitamos a nadie para que nos enseñe, no entendemos que Dios usa a las personas para enseñarnos. Ojo; no digo solo a los que saben algo de Biblia, sino a todas las personas de todos los temas.

La soberbia descompone de una manera total la percepción de la realidad, y coloca al hombre en un estado de inconciencia que lo lleva a cometer actos de presunción e imprudencia que con el tiempo acaban con su vida.

Esa es la razón por la que debemos dejar que Dios nos reprenda cuando surge en nosotros la más mínima raíz de soberbia.

La siguiente parte dice “malditos los que se desvían de tus mandamientos” aclaremos primero que no es un perjuro o una maldición, es una señal de advertencia. Cuando caminamos con Dios de acuerdo a su Palabra tenemos todo el respaldo de Dios en nuestras vidas, cuando decidimos dejar a un lado ese caminar es obvio que las cosas no van a tener la bendición de Dios y todo lo que hacemos no tienen buenos resultados. La condición es la maldición.

La parte final de este pasaje dice que se aparte el oprobio y el menosprecio, cuando decidimos caminar de acuerdo a Su Palabra, se viene una serie de perseguidores que salen de donde ni siquiera nos imaginamos. Siempre va a existir una persecución hacia todos aquellos que deseamos vivir de acuerdo a lo que Dios nos dice. Y este clamor de David era precisamente eso, que Dios nos guarde del oprobio y menosprecio que surge por obedecer Su Palabra.

Armando Carrasco Z.
info@jfi.com.mx

lunes, 11 de febrero de 2008

Salmo 119 Guímel (Parte Diez)


“Forastero soy yo en la Tierra; no encubras de mi tus mandamientos. Quebrantada está mi alma de desear tus juicios en todo tiempo.”

Salmos 119:19-20

El entendimiento de David verdaderamente era profundo. Él sabía que en esta vida sólo estaba de paso, que su vida era solo momento efímero en la eternidad. Y no sólo eso él se consideraba forastero porque esta palabra tiene dos significados importantes.

La primer definición de forastero implica a una persona que no es propia del lugar. Que viene de otro lugar. Esto nos da el panorama de que en esta tierra sólo estamos de paso, nuestra vida tiene su destino en otro lado. Saber que sólo estamos de paso nos pone en un punto de acción para de manera eficaz llevar nuestra vida, no sólo para logros personales sino para una verdadera afectación con los que nos rodean.

La otra implicación de la palabra forastero nos señala que se refiere a alguien que no es nacido en el propio lugar, sino que es extranjero. Los que hemos creído en el nuevo nacimiento por medio de la creencia del Hijo de Dios, somos literalmente forasteros no nacimos de la carne sino del espíritu y por lo cual no nacimos en este lugar. Físicamente nacimos en la Tierra, pero espiritualmente (nuestra verdadera naturaleza) es de otro lugar.

Estamos en la Tierra de paso, somos peregrinos y somos forasteros. No nacimos aquí y no nos vamos a quedar aquí. Sólo cumplimos con nuestro deber. Entenderlo es provocar en nosotros acciones directas para promover el Reino al que pertenecemos.

Por eso necesitamos de la dirección divina, por eso mismo David en este mismo pasaje dice: “no encubras de mi tus mandamientos” él sabía que necesitaba un mapa que lo guiara en esta vida y más como rey de Israel. Los mandamientos del Dios (su palabra) era esa guía que necesitaba para llevar a cabo de manera acertada su misión en esta Tierra.

Dice la Biblia en 1 Pedro 2:9 que somos reyes, y debemos entender que estamos en esta Tierra como forasteros con un propósito. Y al igual que el rey David debemos buscar Su voluntad en Su Palabra. Su Palabra nos muestra el camino. Nos enseña y nos da dirección.

Cuando entendemos a cabalidad esto se genera en nosotros un hambre y sed por conocer Su voluntad para nuestras vidas y por saber qué debemos hacer. Lo increíble es que Su Palabra no sólo nos dice el qué hacer sino el cómo hacerlo.

Por eso el rey David en este pasaje dice Quebrantada está mi alma de desear tus juicios en todo tiempo. Es tanto el anhelo por conocer qué y cómo hacer nuestra misión que nuestra alma llega al quebranto. En una versión de lenguaje actual, dice “Todo el día siento grandes deseos por conocer tus enseñanzas”. Es un deseo que se convierte en un empuje que nos lleva a buscar la voz de Dios. Y esa voz está muy clara en la Biblia.

Armando Carrasco Z.

sábado, 19 de enero de 2008

Samo 119 Guímel (Parte Nueve)

“Haz bien a tu siervo; que viva, y guarde tu palabra. Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu Ley.”
Salmos 119:17-18

Cuando ya tenemos un entendimiento de Su Palabra entonces podemos exclamar como David lo hizo en esta parte del salmo. Donde puede pedirle que viva y que guarde Su Palabra, hemos visto anteriormente que debemos valorar todo lo que Dios nos dice al punto de guardar y obedecer Su Palabra.

Para David vivir para guardar la palabra de Dios era algo sumamente bueno, tanto que le pide “Dios, dame una bendición y déjame vivir y guardar Tu Palabra”.

En otras palabras está diciendo: “Soy tu siervo, trátame bien, déjame vivir y podré guardar y obedecer Tu Palabra” No está condicionando a Dios, no le está diciendo que si no lo trata bien no va a obedecerlo, más bien está diciendo que comprende que su bienestar depende directamente de Dios y que necesita estar bien para poder guardar Sus mandamientos a cabalidad.

Por otro lado en el versículo 18 le pide a Dios que le “abra los ojos” aquí hay algo muy interesante. Muchas veces vivimos sin ver a Dios. Tenemos ojos pero no podemos verlo. En la Biblia hay muchos ejemplos de esto.

Hay un dicho que dice “buscas el amor teniéndolo tan cerca” Dios siempre está a nuestro lado. No nos deja ni un solo segundo, pero las circunstancias tanto adversas como exitosas, hacen que perdamos de vista quién está a nuestro lado.

Tanto que nos olvidamos de lo maravilloso que es Su palabra y Su ley. No permitamos que la vida nos quite la vista y no podamos ver a Dios ni lo que tiene para nosotros.

Debemos orar como este Salmo “¡Abre mis ojos!” a veces necesitamos la intervención divina para poder abrir los ojos nuevamente y ver de cerca y con detalle a nuestro Dios.

A tal grado llega la ceguera que cuando no vemos las cosas de Dios, las menospreciamos, hasta decimos que tal vez no sean obra suya, Cuando viene alguien y te dice cosas maravillosas de Dios, las menosprecias, buscas cualquier pretexto para dudar que verdaderamente sea Dios y olvidas el asunto. Por eso de vez en cuando debemos pedirle a Dios su intervención para poder verlo a Él y a toda su maravillosa obra.

Armando Carrasco Z.