sábado, 12 de abril de 2008

Salmo 119 He (Parte 18)

“Guíame por la senda de tus mandamientos, porque en ella tengo mi voluntad. Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la avaricia.”
Salmo 119 He 35-36

La palabra de Dios es un camino. Es una forma de conducirnos en la vida. La palabra de Dios no es un libro de frases bonitas o conmovedoras, es un camino preparado para la humanidad. Es un trayecto perfectamente trazado y delineado por Dios para que transitemos por él.

La razón por la que erramos tanto en la vida es por no entender que Dios preparó para nosotros una forma de vida. Él nos hizo, Él nos conoce y también Él nos muestra la forma correcta de conducirnos en esta vida.

Cuando ni siquiera conocemos el camino es fácil perdernos. Por eso debemos conocerla. Conocerla bien. Porque tenemos tantos prejuicios de ella que cuando la leemos creemos que es un libro de rituales y enseñanzas místicas acerca de cosas intangibles, sin embargo cuando realmente nos disponemos a estudiar la Biblia nos damos cuenta de los muchos consejos prácticos para nuestra vida.

El hombre ha progresado en tecnología desde que habita la tierra. Hay muchas cosas que han cambiado desde que el hombre es hombre. Pero una cosa sigue igual; su corazón. Los problemas son los mismos que hace miles de años; la soledad, el miedo, la inseguridad, etc. Y las respuestas a cada situación del hombre están escritas en Su palabra.

La tecnología hace más fácil y productiva la vida del hombre, la información hace más entendida a la humanidad, pero ninguna de las dos puede solucionar problemas de fondo de la naturaleza humana. Su Palabra sí. Es tecnología espiritual que tiene la capacidad de penetrar hasta lo más profundo del ser humano.

Sin embargo hay algo de suma importancia. Muchos pierden la esperanza porque no ven resultados cuando leen la Biblia. Notemos lo que dice: “…porque en ella tengo mi voluntad…” No se trata de sólo de leer la Biblia, si fuera sólo eso sería algo así como mágico y ya habríamos avanzado mucho socialmente hablando. Para ser trasformados por la Biblia es necesario que nuestra voluntad esté entregada. En otras palabras que queramos hacer lo que la Biblia dice.

Mucha gente no puede salir de sus problemas simplemente porque no quiere. Y ante eso no se puede hacer nada. Querer caminar por el trayecto de su palabra es la clave para poder ser transformado por ella. Por muchos años he visto que cuando un hombre no quiere accionar su voluntad es imposible que cambie. Querer es la clave del cambio. Tener la voluntad de obedecer Su palabra es el principio de la solución. Si no quieres no cambias, si quieres cambias.

Armando Carrasco Z

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