“Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra. Te he manifestado mis caminos, y me has respondido; Enséñame tus estatutos.”
Salmo 119:25-26
Sólo los que hemos pasado por situaciones extremas podemos entender a cabalidad esta expresión de David diciendo que su alma está abatida hasta el polvo. Situaciones que nos llevan a puntos tales que nuestra alma siente el olor del polvo y siente su humillación directa a nuestras vidas.
Son situaciones en las que por salud, o una situación económica o tal vez un problema con los hijos hacen que nuestra vida sea abatida. Son situaciones extremas. Donde todo se derrumba, no hay nada de donde “agarrarse”. Es entonces que aparece el clamor de David para decir “vivifícame según tu palabra”.
Estas situaciones hacen que lo único que puede mantenernos vivos es Su Palabra. Es lo único confiable y seguro para poder sostenernos, fuera de eso no tenemos más que polvo. Y es cuando experimentamos que verdaderamente Su Palabra tiene poder, que tiene la capacidad de mantenernos con vida y con esperanza.
Algo que me impacta sobremanera es que dice vivifícame según tu palabra, no dice sólo que nos vivifique sino que sea de acuerdo a Él. Y eso cambia todo. Porque muchas veces clamamos por una solución de acuerdo a nuestra perspectiva humana y limitada, pero el consejo y la solución de Dios siempre son perfectos.
Cuando clamamos así es porque ya entendimos que aún nuestras propias soluciones no pueden rescatarnos, sólo y exclusivamente una solución de Dios puede salvarnos.
Por otro lado dice Te he manifestado mis caminos y me has respondido para entenderlo mejo lo leeremos en otra versión que dice: “Tú me respondiste cuando hablé de mis caminos”. Es sumamente importante darle su lugar a Dios. La mayoría de las veces hacemos las cosas, aún las importantes, sin consultar a Dios. Y por eso muchas veces los resultados no son como los planeamos.
Ganamos mucho cuando vamos con Dios a platicarle “nuestros caminos”, podemos recibir de Él consejo y apoyo para lo que vamos a hacer. Dios no se queda callado cuando uno de sus hijos le platica su vida. Dios le responde, no sólo con palabra de ánimo sino con su apoyo práctico.
Si tu alma está abatida por los problemas; te aconsejo que te aferres a lo único que puede darte vida, que es Su Palabra y por supuesto también te aconsejo que le platiques tus caminos, tu vida, tus situaciones a Dios, Él con gusto te responderá.
Armando Carrasco Z.
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