lunes, 27 de julio de 2009

Salmos 119 Pe (Parte 67)

“Ordena mis pasos con tu palabra, y ninguna iniquidad se enseñoreé de mi. Líbrame de la violencia de los hombres, y guardaré tus mandamientos.” Salmos 119:133-134

Comentamos en un principio que este salmo 119 apela directamente a muchas de las virtudes de La Palabra. Y este versículo es muy específico con muchos significados.

El primero de ellos es que nos damos cuenta que la palabra de Dios tiene un poder tal que puede ordenar “nuestros pasos”. Cuántas veces hemos intentado cambiar nuestro mal carácter o nuestros malos hábitos pero no podemos. Nos damos cuenta que no tenemos la capacidad de cambiar nuestra forma de ser con nuestros propios recursos.

Es allí donde entra la Palabra. La cual sí puede ponerle orden a nuestra vida. El primer paso para que actúe en nosotros es estar expuestos a la Biblia; leerla directamente, escucharla, actualmente hay Biblias habladas que podemos escuchar en el auto, en la oficina o en la casa. Otra es asistir a lugares donde estudien la Biblia, otra es leer libros, cursos y talleres de la Biblia.

Pero el poder de La Palabra no es solo conocerla, sino ponerla en práctica. Jesús fue muy claro en esto cuando dijo: “Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.” (Lucas 6:47-49)

Vemos muy claramente que nuestra solidez en nuestra vida no es que sepamos mucho de la Biblia sino que la pongamos en práctica. Debemos estar expuestos a Su Palabra para conocerla y una vez que la conocemos ponerla en práctica.

Esa es una clave que nos protege. Poner en práctica Su Palabra tiene el poder para ordenar nuestros caminos.

Lo que me llama la atención es que dice “que ninguna iniquidad se enseñoreé de mi” Eso es increíble. Una vez que la Palabra está surtiendo efecto en nosotros, nos capacita para vencer el pecado. Logra que éste ya no se adueñe de nuestra voluntad y que podamos romper el yugo del hábito pecaminoso.

Por lo que podemos concluir así; Busca estar expuesto a la Biblia, ponla en práctica y te darás cuenta del poder que tiene para ponerle orden a tu vida.

Armando Carrasco Z.

lunes, 20 de julio de 2009

Salmos 119 Pe (Parte 66)

“Mi boca abrí y suspiré, porque deseaba tus mandamientos. Mírame, y ten misericordia de mí, como acostumbras con los que aman tu nombre.” Salmos 119:131-132

Dios tiene costumbres. Él acostumbra hacer ciertas cosas, son sus hábitos. Y uno de ellos es tener misericordia con aquellos que lo aman. ¡Qué hábito tan increíble!

Amar a Dios nos coloca en la zona de los buenos hábitos del Creador. Cuando Amas a Dios entras al grupo de aquellos de los que Dios tiene misericordia. Y déjame decirte que Dios es un Dios misericordioso, pero para aquellos que lo aman su misericordia se extiende.

Tal vez por eso Jesús nos dijo que debemos amar a Dios con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra mente y con todo nuestro ser. Porque sabía de la enorme bendición que es tener la misericordia de Dios.

Por definir un poco; misericordia quiere decir “no recibir el castigo que nos merecemos” Es el atributo principal del perdón. Es un ingrediente que mueve el corazón de Dios para que podamos ser perdonados. ¡y todos necesitamos de Sus misericordias!

Y muchos nos preguntamos ¿y cómo se puede amar a Dios? Pregunta básica pero muy importante. Siguiendo con las instrucciones de Jesús debemos amar a Dios con todo nuestro ser. Esto quiere decir que toda nuestra vida sea un poema de amor. Que actuemos de acuerdo al amor que profesamos.

No debemos quedarnos en palabras, no es suficiente decirle a Dios que lo amamos se lo debemos demostrar con hechos. Y la mejor forma de hacerlo es obedeciendo Su Palabra. Sin embargo tampoco es suficiente si sólo te dedicas a obedecer lo que la Biblia dice, es necesario que apartes un tiempo para dedicarlo solo a Dios. Momentos en los que con tus propias palabras le dices que lo amas. Es una mezcla, le dices que lo amas con tus palabras y se lo demuestras con tus hechos.

Por eso mismo el autor de este Salmo dice que “suspiró por sus mandamientos” un suspiro de enamorado. Un suspiro que evoca el amor que le tienes a Su palabra y Sus mandamientos.

Amar a Dios implica demostrárselo. No te quedes callado. No te quedes en la intención. Busca la manera de llevarle serenata a tu Creador, busca la manera de practicar el amor.

Armando Carrasco Z.

miércoles, 15 de julio de 2009

Salmos 119 Pe (Parte 65)

“Maravillosos son tus testimonios; Por tanto, los ha guardado mi alma. La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples.” Salmos 119 Pe 129-130

De acuerdo al diccionario la palabra testimonio se refiere a la afirmación que comprueba la certeza de la existencia de algo. En otras palabras testimonio es cuando algo comprueba la evidencia de un hecho.

Por eso el autor del salmo, dice que los testimonios de Dios son maravillosos, cuando uno ve la evidencia de Su existencia por medio de sus testimonios, es que quedamos “maravillados”. Dios se deja ver en su creación. Los ateos le atribuyen a la “casualidad” no solo la existencia de lo que vemos sino también a su sustento. Pero cuando somos sinceros y vemos “los testimonios” del creador, podemos estar seguros y certeros de Su existencia.

Tú mismo eres testimonio de Él, de su poder, de su creación y de su amor. Tú mismo eres maravilloso, tu ser demuestra y afirma la existencia de Dios. El hombre puede explicar algunos sucesos de la ciencia, puede llegar a comprender porqué suceden las cosas, pero lo que no puede es crear vida. Eso es suficiente razón para que nos maravillemos en sus testimonios.

Por otro lado vemos en este mismo pasaje que estar expuestos a Su palabra hace que seamos “alumbrados”. La Biblia nos ilumina nos hace entender las cosas.

Cuando La Palabra de Dios es expuesta a nuestras vidas, ésta produce entendimiento, lo que antes veíamos oscuro cuando llega La Palabra se aclaran las cosas y las entendemos. La Palabra tiene un poder tremendo que logra “abrirle” los ojos a cualquiera.

Cuando la Biblia se refiere a los simples, lo hace de las personas con poca preparación académica, y de aquellos que su vida es sencilla, y es increíble cómo personas simples, después de estar expuestas a la Palabra, se convierten en personas sabias, en personas con una capacidad de entendimiento impresionante.

Lo vemos en Pedro, un sencillo pescador, que al ser expuesto por tres años aproximadamente, a la Palabra de Dios, adquiere una sabiduría filosa y poderosa, a tal grado que los que lo escuchaban se preguntaban “¿De dónde tiene este tanto conocimiento?”

Esa debería ser una razón suficiente para que diario leyéramos uno poco de la Biblia. Creo que a todos nos caería bien un poco de entendimiento.

Armando Carrasco Z.