sábado, 23 de febrero de 2008

Salmo 119 Guímel (parte 12)

“Príncipes también se sentaron y hablaron contra mí; Mas tu siervo meditaba en tus estatutos, pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros.”
Salmos 119: 23-24

A veces todo está en nuestra contra, inclusive todos están en nuestra contra, hasta gente importante. En esta parte del salmo que estamos estudiando “príncipe” se puede referir a alguien importante en la sociedad, alguien “de abolengo” de “buena clase”, pero también nos refiere a alguien que tiene poder político, económico y social. Alguien que puede hacernos daño más allá de hablar “mal de nosotros”, que puede pagar para hacernos daño.

Cuando dice “se sentaron y hablaron” es una expresión que implica planeación, en otras palabras se puede decir así: “Hay gente de poder que se detuvo a planear y hablar en contra mía”. A veces en nuestra vida tenemos a alguien en contra de nosotros, por las razones que sean, pero sucede.

Es entonces que debemos hacer lo que hizo el rey David; meditar en Su Palabra. Por la poderosa razón que en ella se encuentra el consejo. En la Palabra podemos encontrar cómo vamos a salir de nuestros problemas, cómo afrontar la situación. La Biblia tiene el consejo para salir delante de todos los planes que están en nuestra contra.

A veces no nos aconseja como nosotros quisiéramos, porque estamos acostumbrados a pedir consejo queriendo escuchar lo que nosotros queremos hacer, en el caso de Dios, a veces su consejo es diferente al que quisiéramos. Si alguien nos está acosando y amenazando quisiéramos que Dios nos aconsejara que lo mandemos a golpear o que lo demandemos, y cuando Dios nos habla para darnos consejo escuchamos algo que refleja el carácter de Dios.

El caso es que la Biblia tiene en su contenido miles de consejos para nuestra vida diaria, incluyendo consejos para actuar en situaciones en las que gente importante y con influencias nos persigue. La Biblia no es un libro de cuestiones místicas y misteriosas, la Biblia es un libro de consejos prácticos para esta vida, como lo hemos dicho es el manual operativo del hombre.

Cuando entendemos esto no sólo buscaremos el consejo de Dios a través de Su Palabra sino que nos emociona y conmueve buscar consejo en la Biblia. Lo cual nos da una seguridad que nunca te darían los mejores guardaespaldas.

La próxima vez que tengas un problema, no dudes en buscar consejo en la Biblia, te vas a llevar una agradable sorpresa. Dios tiene un consejo para ti.

Armando Carrasco Z.

lunes, 18 de febrero de 2008

Salmo 119 Guímel (Parte 11)

“Reprendiste a los soberbios, a los malditos, que se desvían de tus mandamientos. Aparta de mí el oprobio y el menosprecio, porque tus mandamientos.”
Salmos 119:21-22

Esta parte del salmo 119 es muy agresiva, veámosla con detenimiento. La Biblia continuamente habla en contra de la soberbia. Es uno de los pecados que hace a una persona alejarse completamente de Dios. La peor de las soberbias es creer que uno es bueno. Y que no le hace daño a nadie, piensan que si ponen en una balanza su vida, sus acciones buenas son mucho pero mucho mas que las malas. Ellos creen que ser bueno es estar bien delante de Dios.

La Biblia enseña que nadie es justo delante de Dios. La condición del hombre por sí misma no es apta para presentarse delante de Él. Esa es la razón por la que Jesucristo vino al mundo, para que por medio de él podamos estar con Dios. No por nuestras obras, no porque seamos muy buenos sino porque Cristo nos hizo aptos para estar con Dios.

Otra clase de soberbia es creer que lo sabemos todo. Que no necesitamos a nadie para que nos enseñe, no entendemos que Dios usa a las personas para enseñarnos. Ojo; no digo solo a los que saben algo de Biblia, sino a todas las personas de todos los temas.

La soberbia descompone de una manera total la percepción de la realidad, y coloca al hombre en un estado de inconciencia que lo lleva a cometer actos de presunción e imprudencia que con el tiempo acaban con su vida.

Esa es la razón por la que debemos dejar que Dios nos reprenda cuando surge en nosotros la más mínima raíz de soberbia.

La siguiente parte dice “malditos los que se desvían de tus mandamientos” aclaremos primero que no es un perjuro o una maldición, es una señal de advertencia. Cuando caminamos con Dios de acuerdo a su Palabra tenemos todo el respaldo de Dios en nuestras vidas, cuando decidimos dejar a un lado ese caminar es obvio que las cosas no van a tener la bendición de Dios y todo lo que hacemos no tienen buenos resultados. La condición es la maldición.

La parte final de este pasaje dice que se aparte el oprobio y el menosprecio, cuando decidimos caminar de acuerdo a Su Palabra, se viene una serie de perseguidores que salen de donde ni siquiera nos imaginamos. Siempre va a existir una persecución hacia todos aquellos que deseamos vivir de acuerdo a lo que Dios nos dice. Y este clamor de David era precisamente eso, que Dios nos guarde del oprobio y menosprecio que surge por obedecer Su Palabra.

Armando Carrasco Z.
info@jfi.com.mx

lunes, 11 de febrero de 2008

Salmo 119 Guímel (Parte Diez)


“Forastero soy yo en la Tierra; no encubras de mi tus mandamientos. Quebrantada está mi alma de desear tus juicios en todo tiempo.”

Salmos 119:19-20

El entendimiento de David verdaderamente era profundo. Él sabía que en esta vida sólo estaba de paso, que su vida era solo momento efímero en la eternidad. Y no sólo eso él se consideraba forastero porque esta palabra tiene dos significados importantes.

La primer definición de forastero implica a una persona que no es propia del lugar. Que viene de otro lugar. Esto nos da el panorama de que en esta tierra sólo estamos de paso, nuestra vida tiene su destino en otro lado. Saber que sólo estamos de paso nos pone en un punto de acción para de manera eficaz llevar nuestra vida, no sólo para logros personales sino para una verdadera afectación con los que nos rodean.

La otra implicación de la palabra forastero nos señala que se refiere a alguien que no es nacido en el propio lugar, sino que es extranjero. Los que hemos creído en el nuevo nacimiento por medio de la creencia del Hijo de Dios, somos literalmente forasteros no nacimos de la carne sino del espíritu y por lo cual no nacimos en este lugar. Físicamente nacimos en la Tierra, pero espiritualmente (nuestra verdadera naturaleza) es de otro lugar.

Estamos en la Tierra de paso, somos peregrinos y somos forasteros. No nacimos aquí y no nos vamos a quedar aquí. Sólo cumplimos con nuestro deber. Entenderlo es provocar en nosotros acciones directas para promover el Reino al que pertenecemos.

Por eso necesitamos de la dirección divina, por eso mismo David en este mismo pasaje dice: “no encubras de mi tus mandamientos” él sabía que necesitaba un mapa que lo guiara en esta vida y más como rey de Israel. Los mandamientos del Dios (su palabra) era esa guía que necesitaba para llevar a cabo de manera acertada su misión en esta Tierra.

Dice la Biblia en 1 Pedro 2:9 que somos reyes, y debemos entender que estamos en esta Tierra como forasteros con un propósito. Y al igual que el rey David debemos buscar Su voluntad en Su Palabra. Su Palabra nos muestra el camino. Nos enseña y nos da dirección.

Cuando entendemos a cabalidad esto se genera en nosotros un hambre y sed por conocer Su voluntad para nuestras vidas y por saber qué debemos hacer. Lo increíble es que Su Palabra no sólo nos dice el qué hacer sino el cómo hacerlo.

Por eso el rey David en este pasaje dice Quebrantada está mi alma de desear tus juicios en todo tiempo. Es tanto el anhelo por conocer qué y cómo hacer nuestra misión que nuestra alma llega al quebranto. En una versión de lenguaje actual, dice “Todo el día siento grandes deseos por conocer tus enseñanzas”. Es un deseo que se convierte en un empuje que nos lleva a buscar la voz de Dios. Y esa voz está muy clara en la Biblia.

Armando Carrasco Z.