lunes, 15 de septiembre de 2008

Salmos 119 Chet (Parte 32)

“Compañero soy yo de todos los que te temen y guardan tus mandamientos. De tu misericordia, Oh Jehová, está llena la tierra; Enséñame tus estatutos.” Salmos 119: 63-64

Hay una clase de personas que se entiende perfectamente, entre ellos bastan unas pocas palabras para comprenderse a cabalidad, a veces, basta solo una mirada para entablar una conexión entre ellos, esa clase de personas son todas aquellas que adoran a Dios. Y pocos los entienden.

Cuando dice en este pasaje: “…de todos los que te temen y guardan sus mandamientos…” se refiere directamente a aquellos que adoran a Dios las 24 horas del día. Que lo tienen presente en todo lo que hacen.

Adorar a Dios es una actitud de corazón, de total rendición a él, adorar a Dios te da el pase a formar parte de una comunidad de personas que su meta en la vida es adorarlo.

No estoy hablando sólo de cantar los domingos, estoy hablando de todos aquellos que con sus vidas lo adoran. Para ellos cantar es solo el reflejo de lo que son. Es su vida entera la que entona alabanzas a su Creador. Esa comunidad es de la que habla el rey David en este salmo.

La palabra “compañero” viene de su raíz que significa amigo de creencias, o socio. Lo que quería decir David es reconoce a todos aquellos que adoran a Dios y que es amigo de ellos. De los que verdaderamente lo adoran

Es necesario que busques amigos así. Es bueno hacer comunidad con ellos. Hay un viejo dicho mexicano que dice: “Dios los hace y ellos se juntan”. Efectivamente aquí en la tierra buscamos juntarnos con todos aquellos que están rendidos a adorarle.

Ahora bien, vemos que después dice que la tierra está llena de la misericordia de Dios. Los adoradores entienden que un segundo sin la misericordia de Dios, el mundo se desintegraría totalmente. La tierra existe y se mantiene por Él. Dios mantiene la tierra funcionando.

Aún con todo lo que hemos hecho mal para dañar la tierra y provocar situaciones como el sobrecalentamiento, Dios ha tenido misericordia y sigue habitable. Creo que nos tiene paciencia y el mismo nos lleva a cambiar nuestra mente para cambiar hábitos y cuidar el mundo donde vivimos.

Debemos hacer nuestra esta petición de que Dios nos muestre sus estatutos para mantener la tierra sana. Creo que hay mucho consejo de cómo poder ayudar a mantener la tierra habitable de manera sustentable, pero también creo que sería muy válido que volteemos nuestra cara a Dios y le pidiéramos que nos enseñe la manera de hacerlo.

Armando Carrasco Z.

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