Inumerables veces, me atrevería a decir que es la mayoría, cuando la solución está en perdonar a aquellos que nos han lastimado.
Si Dios nos ha perdonado es necesario que perdonemos, cuando Cristo nos enseñó el modelo de la oración a través de Padre Nuestro, es clave cuando dice “Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.
Nuestra sanidad puede darse cuando perdonemos, es muy probable que la causa de nuestra enfermedad sea la falta de perdón, es muy probable que nuestra ansiedad y falta de paz se debe a la falta de perdón.
El paso a dar es perdonar, No es fácil pero es muy sencillo; lo primero que queiro decirte es que perdonar no tiene nada que ver con las emociones, perdonar es una decisión.
Es cuestión de la voluntad. Si quieres ser libre de tus achaques decídete y perdona a todos aquellos que te han ofendido.
A veces pasan los años y tratamos de olvidar lo sucedido o creemos que el tiempo lo arregla todo y en este caso no es así, toda ofensa debe ser perdonada.
Así que si lo que te hicieron fue hace veinte o treinta años, no dudes y perdona.
Punto dos no es necesario que la persona que te ofendio tenga que pedirte perón muchas veces eso no puede darse por un sin fin de circunstancias, pero que no se impedimento para que lo perdonemos.
A lo largo de mi vida ha habido gente que me ha lastimado y llego a la concluisón que no vale la pena estar afectado por la persona que me lastimó y decido perdonarlo.
Por último es muy importante hacerlo verbalmente, no es indispensable pero es muy importante, puedes decir algo así con tus propias palabras “Yo perdono a tal persona por que me hizo esto y aquello” te vas a quedar asombrado de la paz que vas a sentir…muchos de ustedes dormirán como no lo había hecho en años, otros recuperarán el apaetito, otros su sonrisa y muchos más su salud.
Vale la pena perdonar. Sólo recuerda que Cristo llevo el perdón al extremo. El es nuestro ejemplo.
Armando Carrasco Z.
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