“Mi alma ha guardado tus testimonios, y los he amado en gran manera. He guardado tus mandamientos y tus testimonios, porque todos tus caminos están delante de ti.” Salmos 119:167-168
Las cosas que valoramos son las que guardamos. La Biblia la tenemos en un estante y podemos decir que la tenemos “guardada”. Pero nunca la abrimos, nunca la leemos y cuando la leemos le agregamos comentarios nuestros, la cerramos y la volvemos a guardar.
Todo cambia cuando al leerla nos damos cuenta del enorme valor práctico que tiene y ya no solo guardamos la Biblia en el librero, sino en el corazón y la llevamos con nosotros a donde quiera que vamos. La palabra que leímos ahora reside en nosotros. La llevamos “guardada” dentro de nosotros.
Pero hay otro significado para la palabra “guardar” es cumplir u observar una regla. Aquí vemos cuando verdaderamente estamos guardando Su Palabra. Cuando leemos la Biblia y la ponemos en práctica. Eso es verdaderamente guardar Su Palabra.
A así como realmente sabemos si valoramos la Biblia, porque todo mundo dice que la Biblia es sagrada, o que la Biblia contiene la verdad o cosas por el estilo, sin embargo poco hacen por conocerla y mucho menos hacen por ponerla en práctica.
Por otro lado están los que ni siquiera la han leído una sola vez pero cómo la critican, desparraman un sin número de argumentos en contra de la Biblia pero nunca la han leído una sola vez, todos sus argumentos están basados en lo que dicen otros. El problema es que esos “otros” tampoco la han leído toda. Y creen que sus argumentos son válidos. Critican algo que no conocen. Mucho menos dicen que la aman.
Cuando empezamos a leer la Biblia nos damos cuenta que todos nuestros caminos están delante de Dios. Que nada escapa a su mirada. Que nada se le sale de control. Él está pendiente de todos nuestros movimientos y hasta de nuestros pensamientos y de las intenciones de nuestro corazón. Por eso en muchas ocasiones decimos como el salmista: ¡Todos mis caminos están delante de ti!
Nos damos cuenta que lo que mas nos conviene es vivir nuestra vida de acuerdo a Su palabra que contiene todo lo mejor para nosotros. Es una armonía perfecta; nuestros caminos están delante de Él y Dios mismo nos enseña el camino, solo queda en nosotros que lo obedezcamos y que verdaderamente “guardemos” Su Palabra.
Armando Carrasco Z.
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