lunes, 30 de noviembre de 2009

Salmos 119 Sin (Parte 84)

“Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo. Tu salvación he esperado, oh Señor, y tus mandamientos he puesto por obra” Salmos 119:165-166

Uno de los beneficios más tangibles de ser amantes de la Biblia, es la paz que ella nos trae. El hombre puede comprar autos, y casas, mujeres y diversión pero nunca podrá comprar paz. Es un artículo fuera del alcance del dinero. Es un bien que sólo Dios puede darnos. Esta paz es uno de los beneficios tangibles de leer, estudiar y poner en práctica Su Palabra.

Hay una paz natural, es la paz que el hombre conoce cuando todo le va bien, esa paz es humana, es una paz condicionada y todos los hombres la han experimentado. La paz de la que habla la Biblia no es de esa paz, es una paz diferente, es una paz a prueba de fuego. Es una paz que invade al hombre de pies a cabeza y todo su ser hasta lo más profundo de su corazón.

La paz humana se va cuando las buenas circunstancias se van, la paz divina llega cuando las circunstancias malas vienen. Si aprendemos a tener la paz de Dios podemos experimentar esa paz siempre, con buenas condiciones o sin ellas.

Jesucristo dijo que es una paz que el mundo natural no conoce. A esa paz sólo puede accederse por medio de la Palabra. Cuando amas la Biblia y la crees entonces te encuentras en la zona de la paz. No hay otra forma de entrar a esa zona mas que acercándote a la Biblia.

Ahora una aclaración importante, esa paz no te la da la Biblia en sí misma esa paz te la da Dios. Hemos dicho en otros ensayos que la Biblia es el acceso a Dios y es Dios el que te da la paz. Uno de los nombres de Dios es “Príncipe de paz”. Cuando accesas a Dios el Dios de la paz te envuelve en ella. Son sus brazos los que te rodean, es la seguridad de saber que estás en manos seguras. Esa paz no te la da nada ni nadie.

Este pasaje cierra diciendo que sus mandamiento ha puesto por obra. Esta es la clave de ser sabio. Esta es la clave para permanecer. Leer la Biblia por cultura no sirve, leer la Palabra solo para llenarnos de información no funciona, lo que la activa, es ponerla por obra. Eso hace una fuerza poderosa en nosotros. Poner en práctica lo que leemos en la Biblia nos hace hombres y mujeres fuertes. Nos habilita para tener la capacidad de soportar y salir avante de cualquier situación adversa.

Poner por obra lo que lees en la Biblia es el sello que te separa de ser un “porrista” de la Biblia, en ser un seguidor de La Palabra. En una solo eres un animador, un simpatizante que apoya lo que ella dice, pero en la otra, eres transformado en un discípulo directo del Padre.

Armando Carrasco Z.

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