“Príncipes me han perseguido sin causa, pero mi corazón tuvo temor de tus palabras. Me regocijo en tu palabra como el que halla muchos despojos.” Salmos 119:161-162
En este pasaje de este salmo que enfatiza todo el tiempo de Su Palabra, vemos que el autor aún cuando era perseguido sin razón, lo que él verdaderamente temía no era el peligro de sus enemigos sino de la Palabra de Dios.
Es un temor santo y reverente, pero de mayor impacto que un temor al hombre. El temor a Dios cambia vidas, y curiosamente ese temor nos da libertad. Ese temor nos protege. Muy al contrario del temor del hombre que nos hace cautivos y esclavos y nos deja a la deriva.
Vale la pena desarrollar un santo temor a las Palabras de Dios, en ellas encontramos la vida y el camino, el rumbo para cada situación de nuestras vidas, el poder para enfrentar las circunstancias adversas. Tener temor de Su Palabra es querer obedecerla no solo conocerla. Porque esa es la diferencia. Poner en práctica lo que la Biblia dice.
Por otro lado vemos que el autor dice que le da tanto gusto leer las Escrituras, tanto como si encontrara muchos despojos. Como si encontrara un botín. Así de maravillosa es la Biblia y es algo que sigue sucediendo hoy miles de años de haber sido escrita. Encontramos mensajes tan valiosos para nuestra vida de todos los días que no podemos dejar de asombrarnos y de maravillarnos.
Cuando lees un pasaje que se acomoda de manera precisa a una situación de tu vida personal, es cuando abres los ojos y te das cuenta que quien realmente está detrás de toda la Biblia es Dios mismo. Pero lo curioso es que no solo sucede una vez y ya… sino que la Biblia te proporciona una guía de por vida, una guía permanente que te lleva a puerto seguro, qué digo “puerto” te lleva a casa. Al lugar donde perteneces. Te lleva a Dios.
Esa es la razón por la que muchos de los que leemos de manera consistente la Biblia. Por que nos volvemos adictos a su consejo, consejo realmente seguro.
Además pareciera como si fuera un escáner de alta potencia que atraviesa todo nuestro ser, nuestro corazón y nuestros pensamientos. Vemos cómo al leerla cobra vida. No solo expone lo que encuentra mal en nosotros, no su parte no es acusarnos, sino que nos ofrece siempre una solución. Y Soluciones prácticas que se pueden llevar a la vida cotidiana.
La solución a lo que estás buscando está en la Biblia, es un hecho. Cuando la encuentres te va a pasar lo mismo que al autor, te llenarás de alegría como si hubieras encontrado un gran tesoro. Y es verdad, la Biblia es un gran tesoro al alcance de la mano.
Armando Carrasco Z.
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