Vamos a ver un detalle que vale la pena estudiar de este pasaje que estamos analizando de David contra Goliat.
“David le respondió:—A mí me toca cuidar el rebaño de mi padre. Cuando un león o un oso viene y se lleva una oveja del rebaño, yo lo persigo y lo golpeo hasta que suelta la presa. Y si el animal me ataca, lo sigo golpeando hasta matarlo. Si este siervo de Su Majestad ha matado leones y osos, lo mismo puede hacer con ese filisteo pagano, porque está desafiando al ejército del Dios viviente. El Señor, que me libró de las garras del león y del oso, también me librará del poder de ese filisteo. —Anda, pues —dijo Saúl—, y que el Señor te acompañe.” 1 Samuel 17:34-37
Dios no te va a poner un gigante que no puedas vencer. Cada vez que tengas un enemigo enfrente de ti debes recordar esto. Es importante porque muchas veces cuando llega el gigante a nuestras vidas lo olvidamos y empezamos a temerle a un enemigo ya derrotado.
En este pasaje vemos que David antes de pelear contra su gigante, peleó contra un león y contra un oso. Y en ambos casos ganó la batalla. Dios lo entrenó y lo preparó para cuando llegara el día de su gigante. Así también nosotros, Dios nos va preparando para enfrentar gigantes; primero nos pone leones, luego osos y después los gigantes. Él nos va entrenando y sabe qué enemigos ponernos. Y repito nunca te va a poner un enemigo que no puedas vencer.
Así que si lo que tienes frente a ti es un gigante, no temas. Eso quiere decir que ya estás listo para enfrentarlo. No veas al gigante frente a ti, ve a Dios detrás de ti. El gigante está vencido de antemano porque Dios no te va a poner un gigante que no puedas vencer.
Dice en Deut. 20:1-4 “Cuando salgas a pelear contra tus enemigos y veas un ejército superior al tuyo, con muchos caballos y carros de guerra, no les temas, porque el Señor tu Dios, que te sacó de Egipto, estará contigo”
Este pasaje me carga de baterías cada vez que tengo frente a mi una situación difícil, cada vez que tengo un gigante. Y trato de memorizarlo porque me llega una paz que no se puede definir con palabras. Sí, tal vez tu enemigo sea más grande y poderoso que tú, eso es cierto, pero las palabras de Papá son poderosas… “No temas que yo estoy contigo”.
El gigante va a querer asustarte con palabras amenazadoras, no le hagas caso, hazle caso a las palabras que en ese momento te de Dios para enfrentar la batalla. A Él sí debes escucharlo.
Armando Carrasco Z.
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