Si ya vimos el poder que tiene la mezcla de Su Palabra con Su Espíritu veamos a qué grado de poder se llega con esta combinación.
Dice la Biblia que Jesucristo es la Palabra de Dios hecha carne. “…y aquél verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros…” Juan 1:14 Jesucristo es el Verbo de Dios, es Su Palabra. Estuvo treinta años en la tierra y empezó su ministerio cuando fue ungido por el Espíritu Santo. Se mezcló La Palabra con el Espíritu Santo y el resultado fue explosivo, repercutió eternamente.
Hoy conocemos el camino al Padre, hoy hay un camino de reconciliación con Dios que Jesucristo preparó para nosotros. Todo por la mezcla poderosa de Su Palabra con Su Espíritu.
“Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.” Mateo 3:16
Lo que vimos en 1 Samuel 17:40 de las piedras lisas del arroyo es un pasaje profético que apunta al Salvador. A Jesús La Palabra de Dios hecha carne ungida por el Espíritu Santo. David derribó al gigante que tenía atemorizados a todos los judíos. Cristo derribó a satanás, Jesús fue ungido con el Espíritu y pudo lograr su propósito.
Hay algo poderoso cuando mezclamos la Palabra de Dios con Su Espíritu. Inténtalo, haz la prueba, ten fe y busca versículos específicos para enfrentar la situación que estás pasando, y busca que esos versículos sean ungidos por el Espíritu Santo.
Por ejemplo, ahora que estamos viviendo una situación mundial de escasez económica busca versículos en los cuales edifiques tu fe y los uses cuando venga el enemigo a robar tu paz y tu dinero. Hay un versículo que ha sido mi “piedra lisa del arroyo” el salmo 37:19 que dice en la nueva versión internacional: “En tiempos difíciles me hará prosperar”. Y en ese pasaje estoy basando mi oración diaria, le pido al Espíritu Santo que la "alise" y que me sirva para derrotar al gigante de la crisis económica mundial que tiene asustados a todos.
Así para cada situación que pases recuerda que aún Jesús (La Palabra) fue ungido por el Espíritu Santo y esa mezcla es lo que produjo el cumplimiento del plan de Dios para la redención del hombre. Y ya conocemos los resultados.
Si David pudo vencer a su Gigante con “piedras lisas del arroyo” tú también puedes vencer a tu gigante. Con Palabra y Espíritu.
Armando Carrasco Z.
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