lunes, 21 de septiembre de 2009

Salmos 119 Cof (Parte 75)

“Me anticipé al alba, y clamé; Esperé tu palabra. Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tus mandatos.” Salmos 119:147-148

Tenemos la mala idea de que sólo los monjes ermitaños son capaces de pararse a orar en la madrugada. Es una idea que debemos quitarnos de la cabeza. Los inicios del alba los mejores momentos para buscar a Dios.

Muchos de nosotros no nos cabe en la cabeza que nos desmañanemos para buscar a Dios o para meditar en Su palabra. Por eso ahora te pongo un reto. Inténtalo. Empieza por romper tu estructura mental y visualízate buscando a Dios en la madrugada de un día común y corriente.

Dios se deja ver con los que lo buscan. Dios da un entendimiento nuevo a los que verdaderamente lo buscan. Y la madrugada tiene algo especial. Yo se que puedes orar y pensar en Él a cualquier hora del día. Pero algo tiene la madrugada que la Biblia registra loa momentos de oración de grandes hombres de Dios orando en la madrugada.

Todo empieza desde que ponemos el despertador. Allí nuestra mente se está preparando, desde ese momento Dios ve un corazón que le cree. Y no lo defrauda. Por eso es que muchos una vez que lo experimentan, ya no lo dejan nunca. Se les convierte en un hábito. Más que un hábito, en una adicción. ¡Bendita adicción! De buscar a Dios en los albores de la mañana. ¡Bendita adicción que cambia los corazones de quienes lo buscan!

En la segunda parte de este pasaje en otra versión dice así: “…en toda la noche no pego los ojos, para meditar en tu promesa…” Esto está cañón. Y veo tres cosas en esto:

1. Dios le da promesas a sus hijos, promesas específicas a cada uno de ellos.
2. Sus promesas son tan contundentes y concretas que nos hacen meditar en ellas.
3. Son tan impactantes que nos quitan el sueño por estar pensando profundamente en ellas.

Todo esto no está disponible sólo para algunos cuantos, está disponible para todos. No se trata de convertirte en un monje aislado del mundo y de la sociedad para poder acceder a las delicias de la Palabra de Dios.

La Biblia es tan impactante que nos transmite todo el amor de Dios y nos muestra su naturaleza bondadosa.

Armando Carrasco Z.

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