jueves, 18 de octubre de 2007

Salmo 119 Alef (Parte dos)

“Pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos. Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos.”

Salmos 119:3-4

A veces cuando leemos estos versículos creemos que Dios nos está pidiendo una vida en la que nunca pequemos y que nunca le fallemos. Pero no es así.

Si lo analizamos bien nos damos cuenta que efectivamente Dios nos pide que caminemos por un sendero de acuerdo a Su Palabra. Más que ser perfectos infalibles nos pide que vayamos en el camino correcto. El camino correcto es Su Palabra.

El camino de santidad no es un camino de infalibilidad donde nunca te puedes equivocar, sino más bien es un camino en el cual enfocas tu vida a poner principios bíblicos universales que te ayudarán a llevar una vida estable y exitosa, contigo, con tu familia y con Dios.

Iniquidad significa maldad o injusticia muy grande. Por lo que también podemos ver dos cosas; cuando te “cae el veinte” de lo mucho que puede ayudarte Su Palabra, entonces procuras vivir de acuerdo a sus consejos. Y entras a ese camino del que hablamos tomando la decisión de hacer a un lado la maldad.

El camino de maldad es no tomar en cuenta el consejo divino. No precisamente se refiere a ser “muy malo” o “hacer daño a la gente de manera premeditada”, si lo incluye pero no es todo.

Hay gente que se cree muy buena, que no le hace daño a nadie, pero no quiere saber nada del consejo divino para su vida. Creerse bueno es creer que tienes el control de tu vida y que eres bueno por tus propias fuerzas. Lo cual contradice lo que la misma Palabra dice de la condición humana.

Muchas veces estamos en esa condición sólo por no conocer los principios básicos de La Palabra, la cual nos muestra la condición exacta de nuestras vidas pero también nos muestra el camino y el consejo oportuno.

Por otro lado Dios sí nos pide que guardemos Su Palabra, por eso enfatiza “Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos.” Hay algo bueno que sucede en nuestras vidas cuando nos aplicamos a guardar Su Palabra.

Dios sabe del poder de Su Palabra y por eso nos invita a conocerla y a ponerla en práctica. La Biblia no es un libro con una lista aburrida de cosas prohibidas. Es un libro que tiene la capacidad de cambiar el rumbo de tu vida misma.

Armando Carrasco Z.

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