“…Y ahora, oh Señor,
escucha sus amenazas y danos a nosotros, tus siervos, mucho valor al predicar
tu palabra…” Hechos 4:29
Predicar Su Palabra requiere de mucho valor. No es fácil. La
oposición siempre ha sido muy fuerte contra quienes predican Su Palabra. En
muchos países hay libertad de credo pero en otros se paga con la vida misma.
Sin embargo aún en los países con libertad de credo la
persecución para los que predican Su Palabra es evidente. Desde el menosprecio
hasta la agresión física.
El denuedo es el elemento que todos los hijos de Dios
deberíamos tener para compartir las Buenas Nuevas, estemos o no en un país
perseguidor.
Denuedo de acuerdo al diccionario es; esfuerzo, valor e
intrepidez. Me llama la atención que la primer palabra de la definición sea
esfuerzo. Porque entonces se me aclaro algo. Compartir a otros de la Biblia
requiere un esfuerzo extra de mi parte.
Un estiramiento que me haga salir a hablar de lo que Dios ha dicho.
Y también por supuesto se requiere de valor. Y lo hermoso de
todo esto es que Dios sabiendo que se necesita lo provee de una manera
fantástica. Él mismo nos infunde un valor especial para compartir Su Palabra.
Mira esto:
“…Cuando hubieron orado, el lugar en que
estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y
hablaban con denuedo la palabra de Dios. Todas las cosas en común…” Hechos 4:31
Es la llenura del Espíritu Santo la que te hace hablar con
denuedo de Su Palabra. Y no estoy hablando de algo doctrinal, estoy hablando de
Dios en ti. Del Dios todopoderoso que hizo los cielos y la tierra morando en
ti, lo que te da poder y denuedo para compartir Su Palabra. No sólo saber que
Dios mora en mi me da el valor para predicar, sino que su poder es genuino,
real y tangible en mi vida, de tal manera que cuando tengo que hablar Sus
Palabras, lo hago con denuedo y poder.
El versículo que estamos estudiando dice: “…danos a nosotros, tus siervos, mucho valor
al predicar tu palabra…” Es a manera de oración, si queremos salir a
compartir las buenas noticias a la gente, por allí deberíamos empezar, por orar
pidiendo el poder y el denuedo.
Aunque haya amenazas, debemos hacerlo. Aunque haya persecución
debemos hacerlo. Aunque haya agresiones debemos hacerlo. No podemos dejar de
compartir Su Palabra. Y esto no quiere decir “hazlo imprudentemente” Lo que
quiere decir es no temas en compartir Su Palabra.
Armando Carrasco
Bibliaterpia
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