lunes, 14 de julio de 2014

El valor para hablar de Su Palabra


“…Y ahora, oh Señor, escucha sus amenazas y danos a nosotros, tus siervos, mucho valor al predicar tu palabra…” Hechos 4:29


Predicar Su Palabra requiere de mucho valor. No es fácil. La oposición siempre ha sido muy fuerte contra quienes predican Su Palabra. En muchos países hay libertad de credo pero en otros se paga con la vida misma.

Sin embargo aún en los países con libertad de credo la persecución para los que predican Su Palabra es evidente. Desde el menosprecio hasta la agresión física.

El denuedo es el elemento que todos los hijos de Dios deberíamos tener para compartir las Buenas Nuevas, estemos o no en un país perseguidor.

Denuedo de acuerdo al diccionario es; esfuerzo, valor e intrepidez. Me llama la atención que la primer palabra de la definición sea esfuerzo. Porque entonces se me aclaro algo. Compartir a otros de la Biblia requiere un esfuerzo extra de mi parte. Un estiramiento que me haga salir a hablar de lo que Dios ha dicho.

Y también por supuesto se requiere de valor. Y lo hermoso de todo esto es que Dios sabiendo que se necesita lo provee de una manera fantástica. Él mismo nos infunde un valor especial para compartir Su Palabra. Mira esto:

“…Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. Todas las cosas en común…” Hechos 4:31

Es la llenura del Espíritu Santo la que te hace hablar con denuedo de Su Palabra. Y no estoy hablando de algo doctrinal, estoy hablando de Dios en ti. Del Dios todopoderoso que hizo los cielos y la tierra morando en ti, lo que te da poder y denuedo para compartir Su Palabra. No sólo saber que Dios mora en mi me da el valor para predicar, sino que su poder es genuino, real y tangible en mi vida, de tal manera que cuando tengo que hablar Sus Palabras, lo hago con denuedo y poder.

El versículo que estamos estudiando dice: “…danos a nosotros, tus siervos, mucho valor al predicar tu palabra…” Es a manera de oración, si queremos salir a compartir las buenas noticias a la gente, por allí deberíamos empezar, por orar pidiendo el poder y el denuedo.

Aunque haya amenazas, debemos hacerlo. Aunque haya persecución debemos hacerlo. Aunque haya agresiones debemos hacerlo. No podemos dejar de compartir Su Palabra. Y esto no quiere decir “hazlo imprudentemente” Lo que quiere decir es no temas en compartir Su Palabra.

Armando Carrasco
Bibliaterpia


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