“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” He 4:12
Se dice que nuestra mente es lo único impenetrable, que es la parte más íntima del ser humano, ya que sólo uno mismo sabe lo que verdaderamente está pensando. No hay poder en la tierra que conozca los pensamientos de los hombres. No hay nadie que pueda lograrlo. Sólo la Biblia. Sólo la Palabra de Dios.
Por eso es que quedamos desnudos ante ella. No hay cómo escondernos. Quedamos tal como somos. Cuando empezamos a leer la Biblia nos damos cuenta que Dios sabe absolutamente todo. Incluyendo nuestros más profundos pensamientos.
No solamente eso, sino que los discierne. Discernir de acuerdo al diccionario de la real academia española es distinguir una cosa de otra, distinguir entre lo bueno y malo. En otras palabras la Biblia tiene la capacidad de conocer nuestros pensamientos y mostrarnos cuáles de ellos son buenos y cuáles de ellos son malos. Esta es una razón por la que a muchos no les gusta leer Su Palabra porque no les gusta que Dios les diga lo que está bien o lo que está mal. Pero también es la razón por la que millones de personas en todo el mundo y en toda la historia de la humanidad la han leído con pasión.
Pero no se queda allí. La Biblia también distingue las intenciones del corazón. Si los pensamientos es algo muy íntimo del ser humano, las intenciones son algo demasiado profundo dentro de cada uno de nosotros. Las intenciones es todo aquello que nos mueve a actuar o no actuar de determinada manera. La intención marca el lugar en dónde estamos. Marca el lugar donde estamos parados. La intención demuestra que es aquello en lo que verdaderamente crees y aquello por lo que estarías dispuesto a dar la vida.
La intención es la sustancia del hombre. Qué intentas hacer define quién eres y en quién crees. Creer en Dios cambia tus intenciones. Y tus intenciones marcan el rumbo de tu destino.
Hazte el valiente hábito de leer la Biblia. Atrévete a pasar por el escáner divino y déjate ser transformado por Su Palabra.
Armando Carrasco Z
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