“Ordena mis pasos con tu palabra, y ninguna iniquidad se enseñoreé de mi. Líbrame de la violencia de los hombres, y guardaré tus mandamientos.” Salmos 119:133-134
Comentamos en un principio que este salmo 119 apela directamente a muchas de las virtudes de La Palabra. Y este versículo es muy específico con muchos significados.
El primero de ellos es que nos damos cuenta que la palabra de Dios tiene un poder tal que puede ordenar “nuestros pasos”. Cuántas veces hemos intentado cambiar nuestro mal carácter o nuestros malos hábitos pero no podemos. Nos damos cuenta que no tenemos la capacidad de cambiar nuestra forma de ser con nuestros propios recursos.
Es allí donde entra la Palabra. La cual sí puede ponerle orden a nuestra vida. El primer paso para que actúe en nosotros es estar expuestos a la Biblia; leerla directamente, escucharla, actualmente hay Biblias habladas que podemos escuchar en el auto, en la oficina o en la casa. Otra es asistir a lugares donde estudien la Biblia, otra es leer libros, cursos y talleres de la Biblia.
Pero el poder de La Palabra no es solo conocerla, sino ponerla en práctica. Jesús fue muy claro en esto cuando dijo: “Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.” (Lucas 6:47-49)
Vemos muy claramente que nuestra solidez en nuestra vida no es que sepamos mucho de la Biblia sino que la pongamos en práctica. Debemos estar expuestos a Su Palabra para conocerla y una vez que la conocemos ponerla en práctica.
Esa es una clave que nos protege. Poner en práctica Su Palabra tiene el poder para ordenar nuestros caminos.
Lo que me llama la atención es que dice “que ninguna iniquidad se enseñoreé de mi” Eso es increíble. Una vez que la Palabra está surtiendo efecto en nosotros, nos capacita para vencer el pecado. Logra que éste ya no se adueñe de nuestra voluntad y que podamos romper el yugo del hábito pecaminoso.
Por lo que podemos concluir así; Busca estar expuesto a la Biblia, ponla en práctica y te darás cuenta del poder que tiene para ponerle orden a tu vida.
Armando Carrasco Z.
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