“Maravillosos son tus testimonios; Por tanto, los ha guardado mi alma. La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples.” Salmos 119 Pe 129-130
De acuerdo al diccionario la palabra testimonio se refiere a la afirmación que comprueba la certeza de la existencia de algo. En otras palabras testimonio es cuando algo comprueba la evidencia de un hecho.
Por eso el autor del salmo, dice que los testimonios de Dios son maravillosos, cuando uno ve la evidencia de Su existencia por medio de sus testimonios, es que quedamos “maravillados”. Dios se deja ver en su creación. Los ateos le atribuyen a la “casualidad” no solo la existencia de lo que vemos sino también a su sustento. Pero cuando somos sinceros y vemos “los testimonios” del creador, podemos estar seguros y certeros de Su existencia.
Tú mismo eres testimonio de Él, de su poder, de su creación y de su amor. Tú mismo eres maravilloso, tu ser demuestra y afirma la existencia de Dios. El hombre puede explicar algunos sucesos de la ciencia, puede llegar a comprender porqué suceden las cosas, pero lo que no puede es crear vida. Eso es suficiente razón para que nos maravillemos en sus testimonios.
Por otro lado vemos en este mismo pasaje que estar expuestos a Su palabra hace que seamos “alumbrados”. La Biblia nos ilumina nos hace entender las cosas.
Cuando La Palabra de Dios es expuesta a nuestras vidas, ésta produce entendimiento, lo que antes veíamos oscuro cuando llega La Palabra se aclaran las cosas y las entendemos. La Palabra tiene un poder tremendo que logra “abrirle” los ojos a cualquiera.
Cuando la Biblia se refiere a los simples, lo hace de las personas con poca preparación académica, y de aquellos que su vida es sencilla, y es increíble cómo personas simples, después de estar expuestas a la Palabra, se convierten en personas sabias, en personas con una capacidad de entendimiento impresionante.
Lo vemos en Pedro, un sencillo pescador, que al ser expuesto por tres años aproximadamente, a la Palabra de Dios, adquiere una sabiduría filosa y poderosa, a tal grado que los que lo escuchaban se preguntaban “¿De dónde tiene este tanto conocimiento?”
Esa debería ser una razón suficiente para que diario leyéramos uno poco de la Biblia. Creo que a todos nos caería bien un poco de entendimiento.
Armando Carrasco Z.
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