lunes, 1 de junio de 2009

Salmos 119 Ayín (Parte 62)

“Mis ojos desfallecieron por tu salvación, y por la palabra de tu justicia. Haz con tu siervo según tu misericordia, y enséñame tus estatutos.” Salmos 119:123-124

El sufrimiento nos llega de manera diferente a cada humano. A unos les llega por la enfermedad a otros por la escasez económica, a otros por pérdidas familiares. Lo cierto es que también sabemos que el nivel de sufrimiento es diferente en cada persona. Y los que han sufrido de verdad… saben lo que significa esta frase: “mis ojos desfallecen por la salvación de Dios”. En otras palabras; “mis ojos se consumen por ver la salvación de Dios”.

Cuando toda esperanza se ha marchitado, cuando toda seguridad ha desaparecido y toda luz se ha extinguido…cuando lo único que tenemos es una palabra, una promesa de Dios… nuestros ojos están a punto de agotarse por esperar ver la salvación de nuestro Dios.

Son momentos difíciles. Momentos que quisiéramos olvidar. Sin embargo. Cuando llega el oportuno socorro, todo se olvida. En un momento regresan las fuerzas, en un momento regresan las esperanzas y hasta los sueños.

Amigo, amiga, si estás pasando por una situación de desesperanza, no quites tus ojos de Su promesa, te recomiendo que leas el salmo 121. Aférrate a él. Toma cada palabra escrita allí como una promesa y por nada de nada quites los ojos de esa palabra. Tu salvación llega a tiempo.

Todo tiene solución. Todo es negociable hasta la muerte. Lee por favor 2 Reyes 20:1-11 La Palabra tiene una promesa para ti, sólo tienes que buscarla y aferrarte a ella. Dios te ama y te da promesas específicas para tu vida.

Pon tus ojos en su palabra, y aunque en un momento dado parezca que no llega, no quites tu mirada de Él. Dios nunca llega tarde, llega en Su momento. A veces lo único que nos queda es la mirada, no la pongas en cosas que no te van a salvar, te repito pon tus ojos en Su palabra. Nunca te va a defraudar.

Armando Carrasco Z

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