lunes, 12 de noviembre de 2007

Salmo 119 Bet (Quinta Parte)


“¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. Con todo mi corazón te he buscado; No me dejes desviarme de tus mandamientos.”

Salmo 119:9-10

Aquí la palabra “joven” puede sustituirse fácilmente por cualquier edad y cualquier sexo. Se podría traducir “¿con qué limpiará el hombre y la mujer su camino?” Porque la respuesta es universal.

Yo creo que está enfocada en los jóvenes porque a veces a esa edad perdemos fácilmente el rumbo a tal grado que no sabemos qué hacer y cómo hacer para llevar una vida balanceada.

Sin embargo a todos nosotros nos ha pasado que hay momentos en la vida en la que perdemos la brújula, y dejamos de andar por el buen camino. Son etapas en nuestra vida que todo parece enredado, que todos son nudos y problemas imposibles de solucionar.

Y esta parte del Salmo 119, nos dice cómo podemos recomponer nuestro camino. Cómo podemos limpiar nuestras vidas; Guardando Su palabra.

Obedecer Su Palabra tiene un efecto eficaz en nuestras vidas que nos da la capacidad de arreglar nuestro comportamiento. Es aquí donde vemos el poder de la Biblia, que no es un libro más, que no es un libro escrito por mentes humanas, sino que verdaderamente, fue inspirado y revelado por Dios.

Cuando ponemos en práctica Su Palabra, ésta se activa en nuestras vidas para darnos fortaleza, consuelo, ánimo, guianza, etc., de tal manera que nuestro camino queda limpio.

En la segunda parte de este pasaje dice que “con todo el corazón te he buscado, no me dejes desviarme de tus mandamientos.” Cuando realmente buscamos a Dios de todo nuestro corazón, nos alineamos a su Voluntad y una de las cosas que más anhelamos es obedecer lo que la Biblia dice.

No por fanatismo, no por imposición, sino por amor a Él y por saber que Su Palabra actúa a favor nuestro. La Biblia no es un libro de Prohibiciones esclavizantes, más bien es un libro que te libera de todo aquello que verdaderamente te tiene esclavizado.

Cuando nuestro corazón busca de todo corazón a Dios, nuestro clamor es idéntico al del salmista “¡Por favor Dios no dejes que me aparte de tu palabra ni de tus mandamientos!”

Armando Carrasco Z

No hay comentarios: