“…El Señor ha dicho: «Éste será el pacto que haré
con ellos: Mi espíritu está sobre ti, y desde ahora y para siempre las palabras
que puse en tu boca nunca se apartarán de tus labios, ni de los labios de tus
hijos, ni de los labios de tus nietos.»…”
Isaías 59:21
Este
pasaje me anima mucho cada vez que lo leo, puedo identificar una de las grandes
promesas de Dios para sus hijos, para aquellos que le creen.
Lo
primero que identifico es que esta promesa es a nivel pacto, y cuando Dios hace
un pacto ¡lo cumple!
Y
nos dice qué es lo primero que va a hacer es poner Su Espíritu sobre nosotros.
Es lo que va a darle vida a la promesa. Es la fuerza vivificadora a la promesa
de Dios. Por que Él mismo se va a encargar de que así suceda.
El
Espíritu Santo está sobre ti cuidando que las promesas de Dios se cumplan. No Depende
de nadie mas si no solo de Dios.
Y
después nos da la promesa; “…desde ahora
y para siempre las palabras que puse en tu boca nunca se apartarán de tus
labios, ni de los labios de tus hijos, ni de los labios de tus nietos…”
Simplemente
sorprendente, desde ahora y para siempre. Empieza hoy, refiriéndose al día en
que le crees y es para siempre. No se acaba.
Las
palabras de vida que Dios ha puesto en tu boca estarán allí para siempre. En
las buenas y en las malas, cuando tengas éxito y cuando fracases, cuando estés
sano y cuando estés enfermos. No importa la circunstancia, Sus Palabras puestas
en tu boca estarán siempre allí.
Y no sólo
eso sino que esa promesa se extenderá hacia tus hijos y hacia tus nietos. Ni
siquiera tu muerte podrá quitarte esas Palabras que Dios ha puesto en tus
labios. Tus hijos las heredarán y serán tan abundantes que aún tus nietos las
van a tener. ¡qué mejor herencia que Su Palabra en las bocas de tus hijos!
Creo que
vale la pena valorar todas las Palabras que Dios ha puesto en nuestros labios y
en nuestros corazones, para mi las Palabras que están en mis labios son
aquellas que se han encarnado en mi vida, que las tengo tan apropiadas a mi que
son parte de mi vida. Son aquellas que siempre las tengo presentes.
Armando
Carrasco
Bibliaterapia
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