martes, 20 de octubre de 2009

Salmos 119 Resh (Parte 78)

“Mira mi aflicción y líbrame, porque de tu ley no me he olvidado. Defiende mi causa, y redímeme; Vivifícame con tu palabra.” Salmos 119:153-154

La Biblia enseña que si pones en práctica sus enseñanzas te irá bien en tu vida. Y muchos decidimos hacerlo así. Por lo que empezamos a guardar Su palabra pero sucede después de un tiempo que nos damos cuenta que aún cuando estamos haciendo lo correcto, vienen a nuestra vida momentos de angustia y situaciones de conflicto.

Es entonces cuando estudiamos en la misma Biblia que también nos habla de situaciones en nuestra vida que van a ponernos en circunstancias difíciles por varias razones.

Y es en esos momentos cuando le hablamos a Dios pidiéndole ayuda sabiendo que nos hemos esforzado por guardar Su Palabra, que lo que estamos recibiendo no es una consecuencia de algún acto ilícito en nuestra vida, sino que es una circusntancia adversa, que por las razones que sean ha llegado a nuestra vida y nos ha puesto en una zona de adversidad y angustia.

Por eso es que libremente el autor del salmos dice: “Defiende mi causa” porque él sabía que lo que estaba pasando no era resultado de sus malas acciones sino un ataque directo en su contra por lo que pide la ayuda divina para defender su causa.

Y no solo eso sino que le pide que le de vida de acuerdo a las promesas que Dios le había hecho. En otra versión dice así: “…dame vida conforme a tu promesa” Dios le había hablado al autor y ahora que estaba pasando por una situación extrema le solicita a Dios que sea llenado de vida conforme a la promesa que Dios le había hecho.

A veces, lo único que nos queda para vivir es una promesa de Dios para nuestras vidas. Hay momentos en los que se agotan todos los recursos y todas las posibiliades y solo nos queda en el corazón una promesa de Dios para nosotros. Y esa promesa es la que nos da esperanza y nos da vida.

Ahora bien, ¿Cómo y cuando recibimos promesas de Dios? Bueno hay muchas formas pero hay dos muy comunes que deberíamos buscar; una de ellas es orando y la otra es leyendo, cuando Dios nos revela sus promesas para nuestras vidas. Es en esos momentos en los que Dios se muestra a nosotros y nos da una promesa.

Es por eso que leer la Biblia es imprtantísimo porque muchas veces es allí donde Dios te va a equipar con promesas para tu vida. Y creéme que todos pasamos situaciones por las que debríamos siempre tener una promesa que nos mantenga con vida y esperanza.

Armando Carrasco Z

No hay comentarios: