lunes, 20 de abril de 2009

Salmos 119 Sámec (Parte 58)

“Apartaos de mí malignos, pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios. Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; y no quede yo avergonzado de mi esperanza.” Salmos 119:115-116

Hay un viejo dicho en México que dice: “el que con sabios se junta sabio será” y es muy cierto y también lo es a la inversa. La influencia de los amigos y de las personas con las que nos rodeamos afecta directamente en nuestra forma de vida. De hecho muchas personas han perdido el rumbo de su vida por la mala influencia de sus amigos.

Por eso aquí el autor les dice terminantemente “apártense de mí malhechores”. Porque él sabía que debía cortar con todo aquello que lo puede alejar de Dios. Y no duda en explicar porqué y afirma que él se dedicará a obedecer Su Palabra.

Cuando damos pasos tan importantes como éste de dejar las relaciones que dañan nuestra vida, entramos en un conflicto. Donde pensamos que tal vez quedemos avergonzados por promover lo que creemos. Cuando le decimos a la gente que nosotros creemos en Dios y en Su Palabra, muchas veces nuestra reputación queda en juego. La gente es cruel y frecuentemente nos lanza ofensas directas contra nuestra personas y contra nuestras creencias.

Por eso David aquí dice que Dios lo sustente de acuerdo a Su Palabra y que no quede avergonzado. Que su esperanza de ver buenos resultados por sus creencias se realice. Cuando empezamos a poner en práctica lo que aprendemos de la Biblia, surge en nosotros una gran esperanza de cambio en nuestras vidas. Y esa esperanza crece día a día pero muchas veces no viene el cambio o la bendición de manera inmediata y llegamos a pensar que podemos quedar avergonzados. Pero no es así. Dios no es mentiroso. Y Dios nos sustenta conforme a Su Palabra.

Ahora bien, la contraparte de alejarse de los malhechores es acercarse a todos aquellos que piensan y creen igual o similar a nosotros, que creen en la Biblia, que confían en Dios, etc. para poder fortalecer en nosotros la esperanza. Compartir con otros nuestras dudas y luchas y saber cómo otras personas han pasado por lo mismo, fortalece el alma.

Por eso te invito a que evites las relaciones que te alejan de tu Papá, que te alejes de todas aquellas “amistades” que dañan tu vida y hasta tu reputación y que busques fortalecer tus relaciones con aquellos que te impulsan a guardar la Biblia.

Pero sobre todo te invito a que busques fortalecer tu relación con Dios. Que busques ese alimento que sustenta el alma y que solo puede venir de Él. No es en vano que Jesús haya dicho que no solo de pan comeré el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Armando Carrasco Z.

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