martes, 10 de febrero de 2009

Salmos 119 Lamed (Parte 49)

“¡Oh, cuánto amo tu Ley! Todo el día es ella mi meditación. Me has hecho mas sabio que mis enemigos con tus mandamientos, porque siempre están conmigo.” Salmos 119:97-98

Creo que todos en la vida nos hemos encontrado con algún enemigo. Con alguien que nos acecha y nos molesta, estos enemigos que podemos tener van desde lo intrascendente hasta lo grave. En algunas ocasión tenemos enemigos con una razón de peso pero en otras ocasiones tenemos enemigos sin razón. Pero sea cual sea la causa, es que todos en algún momento de nuestra vida hemos tenido enemigos.

Y cuando estamos en una situación así muchas veces ya no sabemos qué hacer, son situaciones que nos colocan en un punto donde nuestra mente no da para más. Creemos que no hay solución o que nuestros enemigos son mas listos que nosotros.

Sin embargo, cuando meditamos en la Biblia, encontramos una sabiduría imposible de superar. Su Palabra nos da sabiduría. Son consejos directos del cielo. El problema es que no hemos visto a la Biblia como un libro de consejos, siempre la hemos etiquetado como un libro religioso. Pero sinceramente está repleto de sabiduría, llena de consejos prácticos para la vida, incluyendo soluciones para las situaciones en las que tenemos enemigos.

Pero no basta con tenerla de adorno en el librero, allí solo se llena de polvo. Tampoco es suficiente con leerla. Es necesario meditarla, estudiarla. A tal grado que lleguemos a amar la Palabra de Dios. Esta parte del pasaje dice el porqué han hecho a David “sabio”.

Dice que Sus Mandamientos siempre están con él. Esa es la forma en que debemos aferrarnos de la Biblia, de tal manera que todo el tiempo, todo el día, Su Palabra esté con nosotros.

No hay nada que se le haya pasado a Dios. No hay un tema que Dios dijera “¡Chispas! Se me olvidó hablar de ese tema en la Biblia”, no, todos los temas necesarios para la supervivencia del hombre se tratan en la Biblia. El problema es que no la sacamos del librero porque la consideramos como un libro religioso.

Tal vez tu enemigo no sea tu vecino ni un compañero de trabajo. Tal vez te enemigo sea la flojera, la mentira, el chisme, y tantas cosas que se levantan como enemigos de nuestra vida. El consuelo está en que para toda batalla hay una victoria en la Biblia.

Hagamos de la Biblia nuestro motivo de meditación. En ella encontraremos la sabiduría que necesitamos para nuestra vida diaria.

Armando Carrasco Z.

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