“Casi me han echado por tierra, pero no he dejado tus mandamientos. Vivifícame conforme a tu misericordia, y guardaré los testimonios de tu boca.” Salmos 119:87-88
Yo no sé si a ti te ha pasado, pero muchas veces te dan por muerto. El enemigo piensa que te ha debilitado tanto que estás eliminado. En la traducción de la Nueva Versión Internacional dice así: “Por poco me borran de la tierra…” en situaciones así, hasta uno piensa que todo está perdido. Pero…pero…Dios es misericordioso y nos mantiene con vida, la suficiente para sobrevivir y de repente ¡pum! Nos devuelve la vida, nos devuelve todo.
Lo que nos mantiene con vida es Su Palabra. En alguna ocasión Jesús nos dijo que no sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. En esas situaciones de sobre-vivencia es cuando más efectiva se hace La Palabra. Nos sostiene de una manera impresionante.
No sólo nos da esperanza, nos da fuerzas y nos da vida. Su Palabra tiene un poder creativo que no se puede comprender, pero que evidentemente funciona. Su Palabra es lo único que puede mantenernos con vida siempre.
Por eso David cantaba: “vivifícame conforme a tu misericordia” porque él había leído en Las Escrituras un pasaje que dice: “mejor es tu misericordia que la vida”. Él lo había entendido, él sabía que lo único que necesitaba para sobrevivir era La Palabra.
Eso es lo que tenemos que hacer buscar en Su Palabra todo aquello que nos da vida. Conocer la Biblia para poder tener recursos para la hora en que lo necesitemos. Es la única manera, pero sucede que muchas veces dejamos de leerla o ni siquiera la leemos completa. ¡Es necesario conocer la Biblia! ¡En ella se encuentran recursos invaluables para nuestra vida! ¡nuestra vida depende de ella!
Aun cuando esto se escuche muy radical así es. Es el pan de vida, es aquello que nuestro ser interno necesita para mantenerse vivo. Esa soledad, ese dolor, esa amargura no es otra cosa que la expresión interna del hambre, del hambre por Su Palabra.
No lo dejes para después, ve al librero, toma la Biblia sacude el polvo y empieza a conocer el más valioso regalo jamás conocido por el hombre. En este blog puedes encontrar muchos datos interesantes de la Biblia, puedes encontrar muchos testimonios reales del poder de Su Palabra, pero solamente en la Biblia encontrarás lo que no podrás hacerlo en ningún lado; encontrarás vida, vida eterna; amigo, amiga.
Armando Carrasco Z.
Un espacio para conocer más de la Biblia. Conocer todo aquello en lo que la Biblia puede ayudarnos. Conocer al Autor de la Biblia y entender que realmente es un "instructivo" o "manual" para que el hombre pueda llevar una vida plena y estable.
martes, 16 de diciembre de 2008
lunes, 8 de diciembre de 2008
Salmos 119 Caf (Parte 43)
“Los soberbios me han cavado hoyos; mas no proceden según tu ley. Todos tus mandamientos son verdad; Sin causa me persiguen; ayúdame.” Salmos 119 Caf 85-86
David estaba pasando un tiempo difícil de persecución abierta y directa, él podía detectar dos cosas de sus enemigos; eran soberbios y le estaban poniendo trampas.
Una trampa está fabricada con toda conciencia para “atrapar” a la presa y una de dos matarla o someterla para sus propios fines. Una característica de la trampa es que no es evidente, está oculta y camuflajeada para que no la puedas ver. Si la trampa no fuera así nunca caeríamos en las trampas.
Muchas veces en nuestro trabajo, con nuestros vecinos, por razones desconocidas, nos persiguen. Y de verdad muchas veces nos ponen trampas. Pero enfoquemos nuestra atención a que nuestro enemigo, soberbio por naturaleza, el diablo, siempre está buscando la forma en que podamos caer en sus trampas.
Mira, si el chamuco se apareciera en tu casa a las 12 de la noche con todo el terror del infierno, con demonios horripilantes, olor a azufre y te invitara para que te fueras al infierno, lo mas seguro en tus cinco sentidos ¡nunca aceptarías! Y ¡él lo sabe! Por eso mismo utiliza las trampas. Él sabe que si te hace una invitación la rechazarías.
Son trampas bien planeadas. Tienen una meta fija; tú. Él sabe que si eres hijo de Dios no puede tocarte, por eso que usa el engaño, y créeme que va a usarlo.
Pero prestemos atención a lo que dice este pasaje dice “que no proceden según Su ley” y dice también que “Todos Sus mandamientos son verdad”. Aquí se encuentra la tecnología para detectar las trampas del enemigo. Cuando estamos en contacto con la Biblia, cuando la leemos de manera consistente y la hacemos parte de nuestra vida, ella misma nos ayuda a detectar a tiempo las trampas y por mas elaboradas y camuflajeadas que estén, las pone al descubierto.
Leer la Biblia nos ayuda a detectar las estrategias del enemigo para someternos o para engañarnos. Esa es una razón más por lo que es importante leer la Biblia.
Mucha gente me ha preguntado ¿y porqué me persigue? Lo que dice es te pasaje es “por nomás” dice muy claramente: “Sin causa me persigue”. Es como el pasatiempo preferido, ponerle trampas a los hijos de Dios. Es como su chamba de tiempo completo. No tiene otra cosa que hacer que poner trampas. El ya no puede cambiar la historia por que en el calvario Jesucristo escribió y dictaminó su destino.
Por eso es que debemos clamar a Dios pidiendo su ayuda.
Armando Carrasco Z.
David estaba pasando un tiempo difícil de persecución abierta y directa, él podía detectar dos cosas de sus enemigos; eran soberbios y le estaban poniendo trampas.
Una trampa está fabricada con toda conciencia para “atrapar” a la presa y una de dos matarla o someterla para sus propios fines. Una característica de la trampa es que no es evidente, está oculta y camuflajeada para que no la puedas ver. Si la trampa no fuera así nunca caeríamos en las trampas.
Muchas veces en nuestro trabajo, con nuestros vecinos, por razones desconocidas, nos persiguen. Y de verdad muchas veces nos ponen trampas. Pero enfoquemos nuestra atención a que nuestro enemigo, soberbio por naturaleza, el diablo, siempre está buscando la forma en que podamos caer en sus trampas.
Mira, si el chamuco se apareciera en tu casa a las 12 de la noche con todo el terror del infierno, con demonios horripilantes, olor a azufre y te invitara para que te fueras al infierno, lo mas seguro en tus cinco sentidos ¡nunca aceptarías! Y ¡él lo sabe! Por eso mismo utiliza las trampas. Él sabe que si te hace una invitación la rechazarías.
Son trampas bien planeadas. Tienen una meta fija; tú. Él sabe que si eres hijo de Dios no puede tocarte, por eso que usa el engaño, y créeme que va a usarlo.
Pero prestemos atención a lo que dice este pasaje dice “que no proceden según Su ley” y dice también que “Todos Sus mandamientos son verdad”. Aquí se encuentra la tecnología para detectar las trampas del enemigo. Cuando estamos en contacto con la Biblia, cuando la leemos de manera consistente y la hacemos parte de nuestra vida, ella misma nos ayuda a detectar a tiempo las trampas y por mas elaboradas y camuflajeadas que estén, las pone al descubierto.
Leer la Biblia nos ayuda a detectar las estrategias del enemigo para someternos o para engañarnos. Esa es una razón más por lo que es importante leer la Biblia.
Mucha gente me ha preguntado ¿y porqué me persigue? Lo que dice es te pasaje es “por nomás” dice muy claramente: “Sin causa me persigue”. Es como el pasatiempo preferido, ponerle trampas a los hijos de Dios. Es como su chamba de tiempo completo. No tiene otra cosa que hacer que poner trampas. El ya no puede cambiar la historia por que en el calvario Jesucristo escribió y dictaminó su destino.
Por eso es que debemos clamar a Dios pidiendo su ayuda.
Armando Carrasco Z.
lunes, 1 de diciembre de 2008
Salmos 119 Caf (Parte 42)
“Porque estoy como el odre al humo; Pero no he olvidado tus estatutos. ¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿Cuándo harás juicio contra los que me persiguen?” Salmos 119:83-84
Nadie puede detener el tiempo, humanamente es imposible. El tiempo poco a poco nos va poniendo en desventaja física con la vida. Cada vez sentimos los argumentos del tiempo en nuestro cuerpo. Aún cuando en nuestra mente nos sentimos jóvenes, el cuerpo nos dice la realidad. Es inevitable.
Lo comento porque la frase con la que inicia este pasaje es precisamente a lo que se refiere; “…como el odre al humo…” las marcas del tiempo que poco a poco se han hecho presentes en nuestros cuerpos. En otras palabras, David está diciendo, “estoy envejecido”. David está poniendo un punto de referencia; su edad.
Así como el tiempo va dejando huella en nuestro cuerpo físico, también lo deja en nuestras mentes. Vamos teniendo más experiencia. Eso sí nadie nos la puede quitar. Eso equilibra las cosas; entre el deterioro del cuerpo con la habilidad ganada por la experiencia.
David sabía que era un hombre grande de edad, pero también sabía que lo mejor de su vida era no haberse olvidado de La Palabra. Tal vez su rostro tenía las señales evidentes del tiempo, pero su corazón también tenía una huella grabada; La Palabra era confiable.
Los años pasaban y la palabra estaba intacta. Infalible. Confiable. Después de los años David sabía que la Palabra de Dios era inmutable y por eso podía seguir confiando en ella.
Todos los hombres que desde jóvenes han conocido la Biblia estarán de acuerdo conmigo; muchas cosas pueden pasar, todo cambia, menos la esencia de la Biblia. No sólo podemos decir que la Biblia sigue siendo válida después de miles de años de haber sido escrita, y que por generaciones no ha sido olvidada, sino que nosotros podemos constatarlo en nuestra corta vida. Todo cambia, todo queda sellado con las huellas del tiempo, excepto Su Palabra.
Pero a veces hay problemas que su solución tarda en llegar, pasan los años y no vemos la respuesta. Y nos sentimos como el odre al humo, que pasa el tiempo, e inevitablemente nos damos cuenta que ha tardado nuestra respuesta. Pero confiamos tanto en Su Palabra que podemos decir como David “No me olvido de tu Palabra”.
David se preguntaba ¿Cuántos años me quedan? ¿Veré la respuesta? ¿Tardará mucho? El sentía la opresión de sus enemigos en su vida que preguntaba con voz genuina ¿Faltará mucho para que venga mi respuesta? Tal vez así te encuentres, pero déjame decirte una cosa: Es inevitable que pase el tiempo, es inevitable que llegues a preguntarte cuánto tarda Su respuesta, pero también se que es inevitable que Su Palabra permanezca fiel.
Armando Carrasco Z.
Nadie puede detener el tiempo, humanamente es imposible. El tiempo poco a poco nos va poniendo en desventaja física con la vida. Cada vez sentimos los argumentos del tiempo en nuestro cuerpo. Aún cuando en nuestra mente nos sentimos jóvenes, el cuerpo nos dice la realidad. Es inevitable.
Lo comento porque la frase con la que inicia este pasaje es precisamente a lo que se refiere; “…como el odre al humo…” las marcas del tiempo que poco a poco se han hecho presentes en nuestros cuerpos. En otras palabras, David está diciendo, “estoy envejecido”. David está poniendo un punto de referencia; su edad.
Así como el tiempo va dejando huella en nuestro cuerpo físico, también lo deja en nuestras mentes. Vamos teniendo más experiencia. Eso sí nadie nos la puede quitar. Eso equilibra las cosas; entre el deterioro del cuerpo con la habilidad ganada por la experiencia.
David sabía que era un hombre grande de edad, pero también sabía que lo mejor de su vida era no haberse olvidado de La Palabra. Tal vez su rostro tenía las señales evidentes del tiempo, pero su corazón también tenía una huella grabada; La Palabra era confiable.
Los años pasaban y la palabra estaba intacta. Infalible. Confiable. Después de los años David sabía que la Palabra de Dios era inmutable y por eso podía seguir confiando en ella.
Todos los hombres que desde jóvenes han conocido la Biblia estarán de acuerdo conmigo; muchas cosas pueden pasar, todo cambia, menos la esencia de la Biblia. No sólo podemos decir que la Biblia sigue siendo válida después de miles de años de haber sido escrita, y que por generaciones no ha sido olvidada, sino que nosotros podemos constatarlo en nuestra corta vida. Todo cambia, todo queda sellado con las huellas del tiempo, excepto Su Palabra.
Pero a veces hay problemas que su solución tarda en llegar, pasan los años y no vemos la respuesta. Y nos sentimos como el odre al humo, que pasa el tiempo, e inevitablemente nos damos cuenta que ha tardado nuestra respuesta. Pero confiamos tanto en Su Palabra que podemos decir como David “No me olvido de tu Palabra”.
David se preguntaba ¿Cuántos años me quedan? ¿Veré la respuesta? ¿Tardará mucho? El sentía la opresión de sus enemigos en su vida que preguntaba con voz genuina ¿Faltará mucho para que venga mi respuesta? Tal vez así te encuentres, pero déjame decirte una cosa: Es inevitable que pase el tiempo, es inevitable que llegues a preguntarte cuánto tarda Su respuesta, pero también se que es inevitable que Su Palabra permanezca fiel.
Armando Carrasco Z.
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