jueves, 31 de diciembre de 2009

Salmos 119 Tau (Parte 89, final)

“Viva mi alma y te alabe, y tus juicios me ayuden. Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, porque no me he olvidado de tus mandamientos.” Salmos 119:175-176

No hay nada mas bonito que ser buscado por Dios. No lo puede comprender el razonamiento humano, la mente no es capaz de comprender porqué El creador de todo el universo puede dedicar su tiempo a buscarnos.

Una sola es la razón; el amor.

Creo que todos en la vida nos hemos extraviado, hemos perdido el rumbo, cuando nos damos cuenta ya no sabemos dónde estamos. En esos momentos la brújula de la vida deja de funcionar y nuestra única ayuda es Dios. Él puede regresarnos al buen camino.

Creo que estas fechas de fin de año son excelentes para recapacitar y preguntarnos dónde hemos perdido el camino, en qué áreas de nuestra vida vagamos sin rumbo. Hacer un alto y pedirle a Dios que nos ayude.

La rutina diaria, las desilusiones de la vida hacen que caminemos perdidos sin rumbo, rumbo que perdimos poco a poco, alejándonos poco a poco de nuestros sueños y metas. A veces no vivimos, sino mas bien sobrevivimos y otros, simplemente van caminando sin rumbo al ritmo de la vida, en otras palabras se les va la vida sin avanzar.

Dios tiene el poder de rescatar nuestras vidas desde el lugar donde estemos y en la edad que tengamos, para Él no es problema. El problema sigue siendo el mismo que comenté al principio; no le creemos. Él quiere lo mejor para ti, lo mejor para tu familia. Sólo te pide que le creas.

Aprovecha estas fechas, de verdad, para meditar bien en tus caminos, y pedirle ayuda y cuando llegue del cielo la respuesta, lo único que tienes que hacer es creerle.

Armando Carrasco Zamora.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Salmos 119 Tau (parte 88)

“Esté tu mano pronta para socorrerme, porque tus mandamientos he escogido. He deseado tu salvación, oh Señor, y tu ley es mi delicia.” Salmos 119:173-174

Pareciera obvio decir que un día todos piden la ayuda de Dios, pero no es así. Hay quienes no quieren que Dios los salve. He encontrado dos patrones de conducta seguramente hay más pero yo he visto dos muy tangibles.

Una de ellas es cuando la persona es demasiado rebelde y abiertamente se rehusa aceptar toda ayuda divina, son personas que por alguna razón su corazón se ha endurecido a tal manera que se dicen estar enojados con Dios y no se imaginan pidiéndole ayuda.

Pero también hay otros que se sienten autosuficientes y piensan que Dios no puede involucrarse en sus vidas, creen que Dios si existe pero que está demasiado ocupado en sus asuntos. Creen que pueden encontrar solución en sus propias fuerzas. Es una soberbia de sentirse tan fuerte que no necesita la ayuda de Dios.

Analizamos estos dos casos por la parte final del pasaje que estamos estudiando, que dice “he deseado tu salvación…” parece obvio que todos quisiéramos la salvación de Dios pero no es así.

Y lo comento por lo siguiente, a veces pedimos que Dios nos salve de alguna enfermedad, de algún problema económico, familiar, sin embargo la mayor salvación es la de nuestras almas, todos necesitamos un Salvador.

Esto debería ser universal, el que todos los hombres reconozcan la necesidad de que sus almas sean salvadas, sin embargo aquí también hay personas que no quieren la salvación que Dios proveyó para el hombre, piensan que ellos mismo se van a salvar, que con sus buenas obras pueden llegar al cielo.

La Biblia dice otra cosa, en ella aprendemos que la única forma de llegar a Dios es a través de Él mismo. No hay un camino que el hombre pueda fabricar para alcanzarlo, no hay una forma de invención humana para vivir al lado de Dios por la eternidad.

Jesucristo fue muy claro, Él dijo: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida y nadie viene al Padre sino por mí”. No dijo que Él era uno de los caminos, ni una de las verdades, sino que dijo qué Él es el camino, que Él es la verdad. Hay un solo camino. Ese es el único camino.

Si de corazón sincero lo reconoces basta con que se lo digas, que has creído en Él y en Su Palabra. Eso es todo lo que pide, desea como el salmista la Salvación de Dios.

Armando Carrasco Z.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Salmos 119 Tau (Parte 87)

“Mis labios rebosarán alabanza cuando me enseñes tus estatutos. Hablará mi lengua tus dichos, porque todos tus mandamientos son justicia.” Salmos 119:171-172

A lo largo de todas estas reflexiones acerca del salmo 119 he comentado que es una referencia a La Palabra de Dios. Para el caso de nuestro estudio cuando el salmo dice: decretos, estatutos, dichos, mandamientos, juicios, ley, testimonios, Etc., se refieren a la Palabra de Dios. Por lo que en el pasaje de hoy también es así. La referencia directa es a Su Palabra.

En la primera parte dice “Mis labios rebosarán alabanza cuando me enseñes tu Palabra” Una de las cosas más impactantes es cuando entendemos algo de la Biblia, es cuando el mismo Espíritu de Dios nos enseña Sus Palabras. La Biblia es el único libro que necesitas conocer al autor para entenderle. La Biblia es un libro vivo con verdades poderosas que transforman vidas enteras, que transforman naciones. Es un libro que toma poder cuando es enseñada. Cuando Dios mismo la enseña. Y allí empieza lo maravilloso.

Por eso el autor de este salmo dice que sus labios se llenarán de alabanza cuando Dios le enseñe Su Palabra. Porque queda uno maravillado. De las verdades que están en la Biblia pero más de que sea Dios mismo quien nos las enseñe. Esa es razón suficiente para alabarlo y exaltarlo.

Sin embargo, también hay otra razón más, dice en la segunda parte: “hablará mi lengua tus dichos, porque tus mandamientos son justicia.” Es tanto el poder de justicia que contiene la Biblia que nos va transformando día a día, nos va cambiando el corazón, nos va cambiando el alma. Nos va transformando a Su imagen y a Su semejanza. La Palabra de Dios tiene ese poder transformador.

Llega al grado que nuestra mente es reformateada. Y nos moldea de acuerdo a Su palabra al grado que llega el momento en que de nuestra boca salen los dichos de Dios. Así como muchas veces usamos dichos populares para expresarnos mejor o para presentar una idea de manera mas ilustrativa, así mismo llegamos a usar la Biblia.

Estamos tan llenos de ella que empezamos a hablar sus dichos. Porque sabemos como dice el salmista, toda ella es justicia. Nos damos cuenta de las valiosísimas verdades y queremos que todos las disfruten y que todos disfruten del poder transformador de la Biblia.

Armando Carrasco Z

lunes, 14 de diciembre de 2009

Salmos 119 Tau (Parte 86)

“Llegue mi clamor delante de ti, oh Señor; Dame entendimiento conforme a tu Palabra. Llegue mi oración delante de ti; Líbrame conforme a tu dicho.” Salmos 119:169-170

Vemos dos cosas en este parte del salmo que estamos estudiando: número uno, el autor pide que su clamor y su oración llegue a Dios. Hay un sentir en el hombre y en la mujer acerca del destino de sus oraciones. Aquí nos damos cuenta que hay oraciones que no llegan a Dios. Y eso nos debería hacer pensar, deberíamos meditar y estudiar qué oraciones son las que no llegan a nuestro Dios.

Hay un pasaje en la primer carta de Pedro en el capítulo 3 versículo 7 que dice: “Ustedes, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.” En este versículo podemos ver que el trato hacia nuestras esposas es factor clave en las oraciones, tanto que si hay un mal trato hacia ellas, entonces nuestras oraciones son estorbadas.

Yo creo que en algún momento los discípulos de Jesús se dieron cuenta de la importancia de la oración y se dieron cuenta de que Jesús cuando oraba recibía respuesta a todas sus oraciones, que de plano le pidieron al Señor que les enseñara a orar.

Y una de las cosas que Jesús les enseña es que la oración no debe estar conformada de vanas repeticiones. (Mt. 6:7)

Y así en toda la Biblia vemos que hay oraciones que pueden tener estorbo. Yo creo que esa es una de las razones por las que debemos leer y estudiar la Biblia porque en ellas encontramos la forma de orar. Otra es que la única manera de aprender a orar es orando.

La otra parte que vemos en este pasaje es que en dos ocasiones dice: “conforme a” en el primer versículo dice “dame entendimiento conforme a tu palabra” y la segunda pide que sea librado también conforme a su palabra. No es conforme a su manera de ver las cosas, no es conforme a su propio entendimiento de la vida, o a sus propias conclusiones. Es conforme a Su Palabra.

La oración también tiene lineamientos que deben hacerse conforme a Su Palabra. Nuestros ruegos y clamores también deben estar alineados a Su Palabra. Esa es la clave de oraciones escuchadas, esa es la clave de oraciones respondidas. En Juan 15:7 Jesucristo dice: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.”

Armando Carrasco Z.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Salmos 119 Sin (Parte 85)

“Mi alma ha guardado tus testimonios, y los he amado en gran manera. He guardado tus mandamientos y tus testimonios, porque todos tus caminos están delante de ti.” Salmos 119:167-168

Las cosas que valoramos son las que guardamos. La Biblia la tenemos en un estante y podemos decir que la tenemos “guardada”. Pero nunca la abrimos, nunca la leemos y cuando la leemos le agregamos comentarios nuestros, la cerramos y la volvemos a guardar.

Todo cambia cuando al leerla nos damos cuenta del enorme valor práctico que tiene y ya no solo guardamos la Biblia en el librero, sino en el corazón y la llevamos con nosotros a donde quiera que vamos. La palabra que leímos ahora reside en nosotros. La llevamos “guardada” dentro de nosotros.

Pero hay otro significado para la palabra “guardar” es cumplir u observar una regla. Aquí vemos cuando verdaderamente estamos guardando Su Palabra. Cuando leemos la Biblia y la ponemos en práctica. Eso es verdaderamente guardar Su Palabra.

A así como realmente sabemos si valoramos la Biblia, porque todo mundo dice que la Biblia es sagrada, o que la Biblia contiene la verdad o cosas por el estilo, sin embargo poco hacen por conocerla y mucho menos hacen por ponerla en práctica.

Por otro lado están los que ni siquiera la han leído una sola vez pero cómo la critican, desparraman un sin número de argumentos en contra de la Biblia pero nunca la han leído una sola vez, todos sus argumentos están basados en lo que dicen otros. El problema es que esos “otros” tampoco la han leído toda. Y creen que sus argumentos son válidos. Critican algo que no conocen. Mucho menos dicen que la aman.

Cuando empezamos a leer la Biblia nos damos cuenta que todos nuestros caminos están delante de Dios. Que nada escapa a su mirada. Que nada se le sale de control. Él está pendiente de todos nuestros movimientos y hasta de nuestros pensamientos y de las intenciones de nuestro corazón. Por eso en muchas ocasiones decimos como el salmista: ¡Todos mis caminos están delante de ti!

Nos damos cuenta que lo que mas nos conviene es vivir nuestra vida de acuerdo a Su palabra que contiene todo lo mejor para nosotros. Es una armonía perfecta; nuestros caminos están delante de Él y Dios mismo nos enseña el camino, solo queda en nosotros que lo obedezcamos y que verdaderamente “guardemos” Su Palabra.

Armando Carrasco Z.